Gracias a la inflación, leemos en un reciente despacho de la Associated Press, "Usted vale ahora cinco y medio veces más de lo que valía hace solo pocos años. El calcio, el magnesio, el hierro y otros químicos en el cuerpo de un adulto tenían un valor de 98 centavos de dólar en los primeros años de la década de los 70 y ahora tienen un valor de US$5.60 de acuerdo con el doctor Harry Monsen, profesor de anatomía en el colegio de medicina de Illinois. Y el precio seguirá aumentando tal como está sucediendo con cadáveres y esqueletos, dijo. Estamos metidos en la espiral inflacionaria".
En lo que se está metido es más que la espiral inflacionaria. Se está metido en lo que se llama “la verdadera esencia de la ilusión”, el fracaso de entender claramente quién se es.
"La mayor parte del cuerpo humano, continúa el artículo, es agua. En una persona de 50 kilos, dijo el doctor Monsen, hay aproximadamente 5 kilos de calcio, 1 kilo de fosfatos, 18 onzas de potasio aproximadamente y un poco más de 12 onzas de azufre y sodio, un poco más de 2 onzas de magnesio y un poco menos de 2 onzas de hierro, cobre y yodo".
Ahora, ¿le parece que eso es usted? medite en esto por un momento. El cuerpo es agua en su mayor parte, dice el doctor Monsen, pero, cuando usted piensa acerca de quien es usted, cuando piensa acerca de su yo, de su identidad, ¿Piensa de usted mismo como aguachento? En el curso de su vida usted ha bebido muchísima agua y ha evacuado mucha también. El agua ha ido y venido, pero aún usted está ahí. ¿Qué es ese usted? ¿calcio, fosfato, potasio, azufre? ¿es ésta la composición esencial de nuestra identidad? ¿sodio, magnesio hierro, cobre...?
La cuestión es simple. Si analizamos nuestros cuerpos no encontraremos más que un barril lleno de agua y químicos por valor de cinco o seis dólares. Sin embargo, si meditamos acerca de nosotros mismos, quiénes somos realmente, sabremos intuitivamente que somos algo más, ¿conclusión? nosotros no somos estos cuerpos materiales.
Mediante la discriminación inteligente, debemos tratar de entender la diferencia entre el cuerpo y el Yo. El cuerpo está hecho de químicos: azufre, yodo, etc., pero el Yo, la identidad real del ser viviente es la conciencia. El cuerpo con conciencia es una persona el cuerpo sin ella es un cadáver. Los cadáveres, anota el AP "están más caros que nunca". El doctor Munsen predice que pronto el precio alcanzará los US$200. La conciencia, sin embargo, no tiene precio. El intelecto, la ambición, la bondad y el amor son todos síntomas de la conciencia. Así, en este sentido, es que la conciencia es el elemento esencial e invaluable del cuerpo.
La AP ha enviado un interesante despacho acerca del valor del cuerpo, pero, ¿cuánto más interesados debemos estar en la comprensión del yo dentro del cuerpo? ¿Qué es aquello que nos incita a apegarnos tanto a nuestros cuerpos mientras estamos en ellos? Si inquirimos en esta forma, veremos finalmente la importancia de la conciencia. Es la conciencia la que da vida al cuerpo y la que hace a éste tan precioso temporalmente.
Esta conciencia es también conocida como alma, o espíritu, si se desea comprender el verdadero valor de la vida, se debe inquirir acerca de su identidad espiritual, más allá de su cuerpo material. La mayoría de las personas piensa que son el cuerpo. Cuando piensan de ellos mismos como mexicanos, americanos, hindúes, japoneses o alemanes, blancos o negros, hombres o mujeres. ¿Qué son estas designaciones sino detalladas descripciones de sus cuerpos? Le prestan demasiada atención a sus materias, cuyo valor es prácticamente ninguno, e ignoran el alma invaluable, o la conciencia dentro del cuerpo.
Cuando se le dijo a la gente que valía sólo 98 centavos de dólar, se sintieron ofendidos, "dijo el doctor Monsen". Se sintieron mejor al saber que valían US$5.60". Si se pudieran liberar de las designaciones corporales, se entendería que definitivamente no son esos cuerpos, y reconocerían quiénes son realmente.
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