La Meditación como Herramienta Básica para el Despertar de Conciencia

La Meditación ayuda al Elevar la conciencia, ya que es un trabajo profundo de Introspección, es reencontrarse consigo mismo, entablar una sana comunicación, dialogar, conocerse y auto-modificarse para buscar su propia perfección, es volverse el mejor amigo de si mismo, brindandose lo necesario para obtener una exelente calidad de vida.


El Meditar es analizar con cuidado y dedicación sus propios pensamientos y modificar o en su caso eliminar cada una de las ideas, creencias, supersticiones, prejuicios o miedos que no se deseen o con los que no se esté de acuerdo, ya sea que hayan sido adquiridos, implantados o adoptados.


El Meditar es analizar pero sin juzgar el ¿Porque? de cada cosa y obtener su propia verdad comprendiendo que las verdades no son absolutas, que cada una de ellas ha sido obtenida por la experiencia, la cultura o la educación de cada ser en particular y que por esa razón cada verdad es perfecta, llegando a la fácil aceptación de otras ideas, al respeto por las diferentes formas de pensar y de actuar y sobre todo al perdón, respeto y aceptación de si mismo, logrando al fín la tan anhelada Paz Mental o llamada también Paz Interior.


Meditar es poner una pausa a las actividades diarias y tomar un momento para analizar su entorno, a las personas y a las circustancias, de esta manera puede fácilmente observar que todo es reflejo de los pensamientos, es decir, que todo lo que experimentó primero fué por él pensado y que si se cambia ese pensamiento cambiará también la experiencia.


La Meditación ayuda a sanar la Mente, las Emociones, el Espiritu y el Cuerpo de quien Medita, ya que cuando comprende que su entorno ha sido creado por sus propios pensamientos, puede monitorearlos, controlarlos y cambiarlos, suplantando un pensamiento negativo o pesimista por un pensamiento amoroso y positivo, obteniendo como resultado una experiencia agradable llena de abundancia, salud y amor, cuando ésto es de total comprensión para el que medita, los ejercicios enfocados a cambiar su mente se vuelven de vital importancia para él ya que sabe que de ello dependen sus futuras experiencias.


Para un avanzado los ejercicios Meditativos son prácticos y fáciles de realizar, le basta con adentrarse en su propia mente y entablar una conversación consigo mismo, puede hacerlo a cualquier hora del día, en cualquier lugar y sin dejar de hacer sus actividades cotidianas.


Para un Iniciado en cambio, es de vital importancia que siente su cuerpo y lo induzca al descanso para que pueda dedicarse unos minutos a meditar, puede ayudarle un poco de privacidad, música, velas y algún aroma ya que deberá evitar que su cuerpo lo distraiga e impida su concentración y por lo tanto su trabajo interno, el iniciado deberá empezar con pocos minutos al día para aprender a dominar su mente e irlos aumentando gradualmente hasta que llegue el momento en que pueda hablar consigo mismo aún estando en medio de un gran alboroto.


La Meditación por lo tanto, es un ejercicio mental acompañado de relajación física destinado única y exclusivamente a mejorar el bienestar interno y externo de quien medita.


Dios te Bendice
La Familia Nueva Era


sábado, 7 de noviembre de 2009

Un Curso de Milagros (Mtro. Jesús) Cap. 1 - 3

UN CURSO DE MILAGROS

I. LIBRO DE TEXTO

(ACLARACIÓN: FALTAN PÁGINAS 446 Y 447 DEL LIBRO ORIGINAL)

Introducción

Capítulo 1: EL SIGNIFICADO DE LOS MILAGROS
I. Principios de los milagros – II. La revelación, el tiempo y los milagros – III. La Expiación y los milagros – IV. Cómo escapar de la oscuridad – V. Plenitud y espíritu – VI. La ilusión de las necesidades – VII. Las distorsiones de los impulsos milagrosos

Capítulo 2: LA SEPARACIÓN Y LA EXPIACIÓN
I. Los orígenes de la separación – II. La Expiación como defensa – III. El altar de Dios – IV. La curación y la liberación del miedo – V. La función del obrador de milagros – VI. Principios especiales de los obradores de milagros – VII. Miedo y conflicto – VIII. Causa y efecto – IX. El significado del juicio final

Capítulo 3: LA PERCEPCIÓN INOCENTE
I. Expiación sin sacrificio – II. Los milagros y la percepción verdadera – III. Percepción y conocimiento – IV. El error y el ego – V. Más allá de la percepción – VI. Los juicios y le problema de la autoridad – VII. Crear en contraposición a fabricar una imagen propia

Capítulo 4: LAS ILUSIONES DEL EGO
Introducción – I. La enseñanza y el aprendizaje correctos – II. El ego y la falsa autonomía – III. Amor sin conflicto – IV. Esto no tiene por qué ser así – V. La ilusión del ego-cuerpo – VI. Las recompensas de Dios
Creación y comunicación.

Capítulo 5: CURACIÓN Y PLENITUD
Introducción – I. La invitación al Espíritu Santo – II. La Voz que habla por Dios – III. El Guía a la salvación – IV. Enseñanza y curación – V. El uso que el ego hace de la culpabilidad – VI. El tiempo y la eternidad – VII. La decisión en favor de Dios

Capítulo 6: LAS LECCIONES DEL AMOR
Introducción – I. El mensaje de la crucifixión – II. La alternativa a la proyección – III. La renuncia al ataque – IV. La única Respuesta – V. Las lecciones del Espíritu Santo – a) Para poder tener, da todo a todos; b) Para tener paz, enseña paz para así aprender lo que es – c) Mantente alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino

Capítulo 7: LOS REGALOS DEL REINO
I. El último paso – II. La ley del Reino – III. La realidad del Reino – IV. La curación como reconocimiento de la verdad – V. La curación y la inmutabilidad de la mente – VI. De la vigilancia a la paz – VII. La totalidad del Reino – VIII. La confusión entre dicha y dolor – IX. El estado de gracia

Capítulo 8: EL VIAJE DE RETORNO
I. La dirección del plan de estudios – II. La diferencia entre aprisionamiento y libertad – III. El encuentro santo
IV. El regalo de la libertad – V. La voluntad indivisa de la Filiación – VI. El tesoro de Dios – VII. El cuerpo como medio de comunicación – VIII. El cuerpo como medio o como fin – IX. La curación como resultado de una percepción corregida.

Capítulo 9: LA ACEPTACIÓN DE LA EXPIACIÓN
I. La aceptación de la realidad – II. La respuesta a la oración – III. La corrección del error – IV. El plan de perdón del Espíritu Santo – V. El sanador no sanado – VI. La aceptación de tu hermano – VII. Las dos evaluaciones – VIII. La grandeza en contraposición a la grandiosidad

Capítulo 10: LOS ÍDOLOS DE LA ENFERMEDAD
Introducción – I. En Dios estás en tu hogar – II. La decisión de olvidar – III. El dios de la enfermedad – IV. El fin de la enfermedad – V. La negación de Dios

Capítulo 11: DIOS O EL EGO
Introducción – I. Los regalos de la paternidad – II. La invitación a curar – III. De las tinieblas a la luz – IV. La herencia del Hijo de Dios – V. La “dinámica” del ego – VI. El despertar a la redención – VII. La condición de la realidad – VIII. El problema y la respuesta.

Capítulo 12: EL PROGRAMA DE ESTUDIOS DEL ESPÍRITU SANTO
I. El juicio del Espíritu Santo – II. Cómo recordar a Dios – III. Cómo invertir en la realidad – IV. Buscar y hallar
V. El programa de estudios cuerdo – VI. La visión de Cristo – VII. Introspección – VIII. La atracción del amor por el amor.

Capítulo 13: EL MUNDO INOCENTE
Introducción – I. Inocencia e invulnerabilidad – II. El inocente Hijo de Dios – III. El miedo a la redención – IV. La función del tiempo – V. Las dos emociones – VI. Cómo encontrar el presente – VII. La consecución del mundo real – VIII. De la percepción al conocimiento – IX. La nube de culpabilidad – X. Tu liberación de al culpabilidad – XI. La paz del Cielo.

Capítulo 14: LAS ENSEÑANZAS A FAVOR DE LA VERDAD
Introducción – I. Las condiciones del aprendizaje – II. El alumno feliz – III. La decisión a favor de la inocencia – IV. Tu papel en la Expiación – V. El círculo de la Expiación – VI. La luz de la comunicación – VII. Cómo compartir la percepción del Espíritu Santo – VIII. El santo lugar de encuentro – IX. El reflejo de la santidad – X. La igualdad de los milagros – XI. La prueba de la verdad.

Capítulo 15: EL INSTANTE SANTO
I. Los dos usos del tiempo – II. El final de las dudas – III. La pequeñez en contraposición a la grandeza – IV. La práctica del instante santo – V. El instante santo y las relaciones especiales – VI. El instante santo y las leyes de Dios – VII. El sacrificio innecesario – VIII. La única relación real – IX. El instante santo y la atracción de Dios
X. La hora del renacer – XI. La Navidad como símbolo del fin del sacrificio.

Capítulo 16: EL PERDÓN DE LAS ILUSIONES
I. La verdadera empatía – II. El poder de la santidad – III. Las recompensas que se derivan de enseñar – IV. Las ilusiones y la realidad del amor – V. La decisión de alcanzar la compleción – VI. El puente que conduce al mundo real. VII. El final de las ilusiones.

Capítulo 17: EL PERDÓN Y LA RELACIÓN SANTA
I. Cómo llevar las fantasías ante la verdad – II. El mundo perdonado – III. Sombras del pasado – IV. Los dos cuadros – V. La relación que ha sanado – VI. Cómo fijar la meta – VII. La invocación a la fe – VIII. Las condiciones de la paz.

Capítulo 18: EL FINAL DEL SUEÑO
I. El substituto de la realidad – II. La base del sueño – III. Luz en el sueño – IV. La pequeña dosis de buena voluntad – V. El sueño feliz – VI. Más allá del cuerpo – VII. No tengo que hacer nada – VIII. El pequeño jardín – IX. Los dos mundos.

Capítulo 19: LA CONSECUCIÓN DE LA PAZ
I. La curación y la fe – II. El pecado en contraposición al error – III. La irrealidad del pecado – IV. Los obstáculos a la paz. A. El primer obstáculo: El deseo de deshacerte de la paz. i. La atracción de la culpabilidad – B. El segundo obstáculo: La creencia de que el cuerpo es valioso por razón de lo que ofrece. i. La atracción del dolor – C. El tercer obstáculo: La atracción de la muerte. i. El cuerpo incorruptible – D. El cuarto obstáculo:
El temor a Dios – i. El desconocimiento del velo

Capítulo 20: LA VISIÓN DE LA SANTIDAD
I. La Semana Santa – II. La ofrenda de azucenas – III. El pecado como ajuste – IV. La entrada al arca – V. Los heraldos de la eternidad – VI. El templo del Espíritu Santo – VII. La correspondencia entre medios y fin – VIII. La visión de la impecabilidad.

Capítulo 21: RAZÓN Y PERCEPCIÓN
Introducción – I. La canción olvidada – II. Somos responsables de lo que vemos – III. Fe, creencia y visión – IV. El miedo a mirar adentro – V. La función de la razón – VI. La razón en contraposición a la locura – VII. La última pregunta que queda por contestar – VIII. El cambio interno.

Capítulo 22: LA SALVACIÓN Y LA RELACIÓN SANTA
Introducción – I. El mensaje de la relación santa – II. La impecabilidad de tu hermano – III. La razón y las distintas formas del error – IV. La bifurcación del camino – V. La debilidad y la indefención – VI. La luz de la relación santa.

Capítulo23: LA GUERRA CONTRA TI MISMO
Introducción – I. Las creencias irreconciliables – II. Las leyes del caos – III. Salvación sin transigencias – IV. Por encima del campo de batalla.

Capítulo 24: EL DESEO DE SER ESPECIAL
Introducción – I. El deseo de ser especial: el substituto del amor – II. La perfidia de creerse especial – III. Cómo perdonar el deseo de ser especial – IV. Ser especial en contraposición a ser impecable – V. El Cristo en ti – VI. Cómo adaptarse del miedo – VII. El punto de encuentro.

Capítulo 25: LA JUSTICIA DE DIOS
Introducción – I. El vínculo con la verdad – II. El que te salva de las tinieblas – III. Percepción y elección – IV. La luz que traes contigo – V. El estado de impecabilidad – VI. Tu función especial – VII. La roca de la salvación – VIII. La restitución de la justicia al amor – IX. La justicia del Cielo.

Capítulo 26: LA TRANSICIÓN
I. El “sacrificio” de la unicidad – II. Muchas clases de error; una sola corrección – III. La zona fronteriza – IV. El lugar que el pecado dejó vacante – V. El pequeño obstáculo – VI. El Amigo que Dios te dio – VII. Las leyes de la curación – VIII. La inminencia de la salvación – IX. Pues Ellos han llegado – X. El fin de la injusticia.

Capítulo 27: LA CURACIÓN DEL SUEÑO
I. El cuadro de la crucifixión – II. El temor a sanar – III. Más allá de todo símbolo – IV. La callada respuesta – V. El ejemplo de la curación – VI. Los testigos del pecado – VII. El soñador del sueño – VIII. El “héroe” del sueño.

Capítulo 28: EL DES-HACIMIENTO DEL MIEDO
I. El recuerdo del presente – II. La inversión de efecto y causa – III. El acuerdo a unirse – IV. La unión mayor – V. La alternativa a los sueños de miedo – VI. Los votos secretos – VII. El arca de seguridad

Capítulo 29: EL DESPERTAR
I. La clausura de la brecha – II. La llegada del Invitado – III. Los testigos de Dios – IV. Los diferentes papeles del sueño – V. La morada inmutable – VI. El perdón y el final del tiempo – VII. No busques fuera de ti mismo – VIII. El anti-Cristo – IX. El sueño de perdón.

Capítulo 30: EL NUEVO COMIENZO
Introducción – I. Reglas para tomar decisiones – II. El libre albedrío – III. Más allá de todo ídolo – IV. La verdad que yace tras las ilusiones – V. El único propósito – VI. La justificación del perdón – VII. La nueva interpretación – VIII. La realidad inmutable.

Capítulo 31: LA VISIÓN FINAL
I. La simplicidad de la salvación – II. Caminando con Cristo – III. Los que se acusan a sí mismos – IV. La verdadera alternativa – V. El concepto del yo frente al verdadero Ser – VI. El reconocimiento del espíritu – VII. La visión del salvador – VIII. Elige de nuevo


INTRODUCCIÓN

1. Éste es un curso de milagros. 2Es un curso obligatorio. 3Sólo el momento en que decides tomarlo es voluntario. 4Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios. 5Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado. 6Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. 7Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural. 8Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos.

2. Este curso puede, por lo tanto, resumirse muy simplemente de la siguiente manera:
2Nada real puede ser amenazado.
3Nada irreal existe.
4En esto radica la paz de Dios
Capítulo 1

EL SIGNIFICADO DE LOS MILAGROS

I. Principios de los milagros
1. No hay grados de dificultad en los milagros. 2No hay ninguno que sea más "difícil" o más "grande" que otro. 3Todos son iguales. 4Todas las expresiones de amor son máximas.
2. Los milagros -de por sí- no importan. 2Lo único que importa es su Origen, El Cual está más allá de toda posible evaluación.
3. Los milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor. 2El verdadero milagro es el amor que los inspira. 3En este sentido todo lo que procede del amor es un milagro.
4. Todos los milagros significan vida, y Dios es el Dador de la vida. 2Su Voz te guiará muy concretamente. 3Se te dirá todo lo que necesites saber.
5. Los milagros son hábitos, y deben ser involuntarios. 2No de­ben controlarse conscientemente. 3Los milagros seleccionados conscientemente pueden proceder de un falso asesoramiento.
6. Los milagros son naturales. 2Cuando no ocurren, es que algo anda mal.
7. Todo el mundo tiene derecho a los milagros, pero antes es nece­sario una purificación.
8. Los milagros curan porque suplen una falta; los obran aquellos que temporalmente tienen más para aquellos que temporalmente tienen menos.
9. Los milagros son una especie de intercambio. 2Como toda ex­presión de amor, que en el auténtico sentido de la palabra es siem­pre milagrosa, dicho intercambio invierte las leyes físicas. 3Brindan más amor tanto al que da como al que recibe.
10. Cuando se obran milagros con vistas a hacer de ellos un espec­táculo para atraer creyentes, es que no se ha comprendido su propósito.
11. La oración es el vehículo de los milagros. 2Es el medio de comu­nicación entre lo creado y el Creador. 3Por medio de la oración se recibe amor, y por medio de los milagros se expresa amor.
12. Los milagros son pensamientos. 2Los pensamientos pueden re­presentar el nivel inferior o corporal de experiencia, o el nivel superior o espiritual de experiencia. 3Uno de ellos da lugar a lo físico, el otro crea lo espiritual.
13. Los milagros son a la vez comienzos y finales, y así, alteran el orden temporal. 2 Son siempre afirmaciones de renacimiento, que parecen retroceder, pero que en realidad van hacia adelante. 3Cancelan el pasado en el presente, y así, liberan el futuro.
14. Los milagros dan fe de la verdad. 2Son convincentes porque proceden de la convicción. 3Sin convicción degeneran en magia, que es insensata, y, por lo tanto, destructiva; o más bien, el uso no creativo de la mente.
15. Todos los días deberían consagrarse a los milagros. 2El propó­sito del tiempo es que aprendas a usarlo de forma constructiva. 3El tiempo es, por lo tanto, un recurso de enseñanza y un medio para alcanzar un fin. 4El tiempo cesará cuando ya no sea útil para facilitar el aprendizaje.
16. Los milagros son recursos de enseñanza para demostrar que dar es tan bienaventurado como recibir. 2Aumentan la fortaleza del que da y simultáneamente le dan fortaleza al que recibe.
17. Los milagros transcienden el cuerpo. 2Son cambios súbitos al dominio de lo invisible, más allá del nivel corporal. 3Por eso es por lo que curan.
18. El milagro es un servicio. 2Es el máximo servicio que le puedes prestar a otro. 3Es una manera de amar al prójimo como a ti mismo, 4en la que reconoces simultáneamente tu propia valía y la de él.
19. Los milagros hacen que las mentes sean una en Dios. 2Se basan en la cooperación porque la Filiación es la suma de todo lo que Dios creó. 3Los milagros reflejan, por lo tanto, las leyes de la eter­nidad, no las del tiempo.
20. Los milagros despiertan nuevamente la conciencia de que el espíritu, no el cuerpo, es el altar de la verdad. 2Este reconoci­miento es lo que le confiere al milagro su poder curativo.
21. Los milagros son expresiones naturales de perdón. 2Por medio de los milagros aceptas el perdón de Dios al extendérselo a otros.
22. Los milagros se asocian con el miedo debido únicamente a la creencia de que la oscuridad tiene la capacidad de ocultar. 2Crees que lo que no puedes ver con los ojos del cuerpo no existe. 3Esta creencia te lleva a negar la visión espiritual.
23. Los milagros reorganizan la percepción y colocan todos los niveles en su debida perspectiva. 2Esto cura ya que toda enferme­dad es el resultado de una confusión de niveles.
24. Los milagros te capacitan para curar a los enfermos y resucitar a los muertos porque tanto la enfermedad como la muerte son invenciones tuyas, y, por lo tanto, las puedes abolir. 2Tú mismo eres un milagro, capaz de crear a semejanza de tu Creador. 3Todo lo demás no es más que tu propia pesadilla y no existe. 4Sólo las creaciones de luz son reales.
25. Los milagros son parte de una cadena eslabonada de perdón que, una vez completa, es la Expiación. 2La Expiación opera todo el tiempo y en todas las dimensiones del tiempo.
26. Los milagros representan tu liberación del miedo. 2"Expiar" significa "des-hacer". 3Deshacer el miedo es un aspecto esencial del poder expiatorio de los milagros.
27. Un milagro es una bendición universal de Dios a todos mis hermanos por mediación mía. 2Perdonar es el privilegio de los perdonados.
28. Los milagros son un modo de liberarse del miedo. 2La revela­ción produce un estado en el que el miedo ya ha sido abolido. 3Los milagros son, por lo tanto, un medio, y la revelación, un fin.
29. Los milagros alaban a Dios a través de ti. 2Lo alaban al honrar a Sus creaciones, afirmando así la perfección de las mismas. 3Curan porque niegan la identificación con el cuerpo y afirman la identifi­cación con el espíritu.
30. Dado que los milagros reconocen el espíritu, ajustan los nive­les de percepción y los muestran en su debido lugar. 2Esto sitúa al espíritu en el centro, desde donde puede comunicarse directa­mente.
31. Los milagros deben inspirar gratitud, no reverencia. 2Debes dar gracias a Dios por lo que realmente eres. 3Los Hijos de Dios son santos, y los milagros honran su santidad, que ellos pueden ocul­tar, mas nunca perder.
32. Yo inspiro todos los milagros, que en realidad son intercesio­nes. 2Interceden en favor de tu santidad y santifican tus percepcio­nes. 3Al ubicarte más allá de las leyes físicas te elevan a la esfera del orden celestial. 4En ese orden tú eres perfecto.
33. Los milagros te honran porque eres digno de ser amado. 2Desvanecen las ilusiones que albergas acerca de ti mismo y perciben la luz en ti. 3De esta forma, al liberarte de tus pesadillas, expían tus errores. 4Al liberar a tu mente de la prisión de tus ilusiones te restauran la cordura.
34. Los milagros le devuelven a la mente su llenura. 2Al expiar su sensación de carencia establecen perfecta protección. 3La fortaleza del espíritu no da cabida a intromisiones.
35. Los milagros son expresiones de amor, pero puede que no siempre tengan efectos observables.
36. Los milagros son ejemplos de recto pensar que armonizan tus percepciones con la verdad tal como Dios la creó.
37. Un milagro es una corrección que yo introduzco en el pensa­miento falso. 2Actúa como un catalizador, disolviendo la percep­ción errónea y reorganizándola debidamente. 3Esto te coloca bajo el principio de la Expiación, donde la percepción sana. 4Hasta que esto no ocurra no podrás conocer el Orden Divino.
38. El Espíritu Santo es el mecanismo de los milagros. 2Él reconoce las creaciones de Dios así como tus ilusiones. 3Separa lo verda­dero de lo falso mediante Su capacidad para percibir totalmente en vez de selectivamente.
39. El milagro elimina el error porque el Espíritu Santo lo identi­fica como falso o irreal. 2Esto es lo mismo que decir que al perci­birse la luz la oscuridad desaparece automáticamente.
40. El milagro reconoce que todo el mundo es tu hermano así como mi hermano también. 2Es una manera de percibir la marca univer­sal de Dios.
41. El contenido perceptual de los milagros es la plenitud. 2De ahí que puedan corregir o redimir la errada percepción de carencia.
42. Uno de los mayores beneficios que se deriva de los milagros es su poder para liberarte de tu falso sentido de aislamiento, priva­ción y carencia.
43. Los milagros surgen de un estado mental milagroso, o de un estado de estar listo para ellos.
44. Los milagros son expresiones de una conciencia interna de Cristo y de haber aceptado Su Expiación.
45. Un milagro nunca se pierde. 2Puede afectar a mucha gente que ni siquiera conoces, y producir cambios inimaginables en situacio­nes de las que ni siquiera eres consciente.
46. El Espíritu Santo es el medio de comunicación más elevado. 2Los milagros no entrañan ese tipo de comunicación, debido a que son medios temporales de comunicación. 3Cuando retornes a la forma original de comunicación con Dios por revelación directa, los milagros dejarán de ser necesarios.
47. El milagro es un recurso de aprendizaje que reduce la necesi­dad del tiempo. 2Establece un intervalo temporal fuera de lo nor­mal que no está sujeto a las leyes usuales del tiempo. 3En ese sentido es intemporal:
48. El milagro es el único recurso que tienes a tu inmediata disposi­ción para controlar el tiempo. 2Sólo la revelación lo transciende al no tener absolutamente nada que ver con el tiempo.
49. El milagro no distingue entre diferentes grados de percepción errónea. 2Es un recurso para sanar la percepción que es eficaz inde­pendientemente del grado o dirección del error. 3En eso radica su verdadera imparcialidad.
50. El milagro compara lo que tú has hecho con la creación, acep­tando como cierto lo que concuerda con ella, y rechazando cómo falso lo que no.

II. La revelación, el tiempo y los milagros
1. La revelación produce una suspensión completa, aunque tem­poral, de la duda y el miedo. 2Refleja la forma original de comuni­cación entre Dios y Sus creaciones, la cual entraña la sensación extremadamente personal de creación que a veces se busca en las relaciones físicas. 3La proximidad física no puede proporcionarla. 4Los milagros, en cambio, son genuinamente interpersonales y conducen a un auténtico acercamiento a los demás. 5La revelación te une directamente a Dios. 6Los milagros te unen directamente a tu hermano. Ni la revelación ni los milagros emanan de la con­ciencia, aunque ambos se experimentan en ella. 8La conciencia es el estado que induce a la acción, aunque no la inspira. 9Eres libre de creer lo que quieras, y tus actos dan testimonio de lo que crees.
2. La revelación es algo intensamente personal y no puede trans­mitirse de forma que tenga sentido. 2De ahí que cualquier intento de describirla con palabras sea inútil. 3La revelación induce sólo a la experiencia. 4Los milagros, por otra parte, inducen a la acción. 5Por ahora resultan más útiles debido a su naturaleza interpersonal. 6En esta fase del aprendizaje, obrar milagros es importante porque no se te puede forzar a que te liberes del miedo. 7La reve­lación es literalmente inefable porque es una experiencia de amor inefable.
3. La reverencia se debe reservar sólo para la revelación, a la que se puede aplicar perfecta y correctamente. 2No es una reacción apropiada hacia los milagros porque un estado de reverencia es un estado de veneración, lo cual implica que uno de rango infe­rior se encuentra ante su Creador. 3Tú eres una creación perfecta y deberías sentir reverencia solamente en presencia del Creador de la perfección. 4El milagro es, por lo tanto, un gesto de amor entre iguales. 5Los que son iguales no deben sentir reverencia los unos por los otros, pues la reverencia implica desigualdad. 6Por consi­guiente, no es una reacción apropiada hacia mí. 7Un hermano mayor merece respeto por su mayor experiencia, y obediencia por su mayor sabiduría. 8También merece ser amado por ser un her­mano, y devoción si es devoto. 9Es tan sólo mi devoción por ti lo que me hace merecedor de la tuya. 10No hay nada con respecto a mí que tú no puedas alcanzar. 11No tengo nada que no proceda de Dios. 12La diferencia entre nosotros por ahora estriba en que yo no tengo nada más. 13Esto me coloca en un estado que en ti es sólo latente.
4. "Nadie viene al Padre sino por mí" no significa que yo esté en modo alguno separado de ti o que sea diferente, excepto en el tiempo, y el tiempo no existe realmente. 2La afirmación tiene más sentido desde el punto de vista de un eje vertical que de uno horizontal. 3Tú estás debajo de mí y yo estoy debajo de Dios. 4En el proceso de "ascensión" yo estoy más arriba porque sin mí la distancia entre Dios y el hombre sería demasiado grande para que tú la pudieses salvar. 5Yo salvo esa distancia por ser tu her­mano mayor, por un lado, y por el otro, por ser un Hijo de Dios. 6La devoción que les profeso a mis hermanos es lo que me ha puesto a cargo de la Filiación, que completo porque formo parte de ella. 7Tal vez esto parezca contradecir la afirmación "Yo y el Padre somos uno"; pero esa afirmación consta de dos partes en reconocimiento de la mayor grandeza del Padre.
5. Las revelaciones son indirectamente inspiradas por mí debido a mi proximidad al Espíritu Santo y a que me mantengo alerta para cuando mis hermanos estén listos para recibir la revelación. 2De esta manera puedo obtener para ellos más de lo que ellos podrían obtener para sí mismos. 3El Espíritu Santo es el mediador entre la comunicación superior y la inferior, y mantiene abierto para la revelación el canal directo de Dios hacia ti. 4La revelación no es recíproca. 5Procede de Dios hacia ti, pero no de ti hacia Dios. 6El milagro reduce al mínimo la necesidad del tiempo. 2En el plano longitudinal u horizontal el reconocimiento de la igualdad de los miembros de la Filiación parece requerir un tiempo casi interminable. 3El milagro, no obstante, entraña un cambio súbito de la percepción horizontal a la vertical. 4Esto introduce un inter­valo del cual tanto el que da como el que recibe emergen mucho más adelantados en el tiempo de lo que habrían estado de otra manera. 5El milagro, pues, tiene la propiedad única de abolir el tiempo en la medida en que hace innecesario el intervalo de tiempo que abarca. 6No existe relación alguna entre el tiempo que un milagro tarda en llevarse a cabo y el tiempo que abarca. 7El milagro substituye a un aprendizaje que podría haber durado miles de años. 8Lo hace en virtud del reconocimiento implícito de la perfecta igualdad que existe entre el que da y el que recibe en la que se basa el milagro. 9El milagro acorta el tiempo al producir su colapso, eliminando de esta manera ciertos intervalos dentro del mismo. 10Hace esto, no obstante, dentro de la secuencia tem­poral más amplia.

III. La Expiación y los milagros
1. Yo estoy a cargo del proceso de Expiación, que emprendí para darle comienzo. 2Cuando le ofreces un milagro a cualquiera de mis hermanos, te lo ofreces a ti mismo y me lo ofreces a mí. 3La razón por la que te lo ofreces a ti mismo primero es porque yo no necesito milagros para mi propia Expiación, pero estoy detrás de ti por si fracasas temporalmente. 4Mi papel en la Expiación es can­celar todos los errores que de otro modo tú no podrías corregir. 5Cuando se te haya restituido la conciencia de tu estado original pasarás naturalmente a formar parte de la Expiación. 6A medida que compartas conmigo mi renuencia a aceptar error alguno en ti o en los demás, te unirás a la gran cruzada para corregirlos. a Escu­cha mi voz, aprende a deshacerlos y haz todo lo necesario por corregirlos. 7Tienes el poder de obrar milagros. 8Yo proveeré las oportunidades para obrarlos, pero tú debes estar listo y dispuesto. 9El obrarlos trae consigo convicción en la capacidad, ya que la convicción llega con el logro. 10La capacidad es el potencial, el lograrlos es su expresión, y la Expiación -la profesión natural de los Hijos de Dios- es el propósito.
2. "El Cielo y la tierra pasarán" significa que no continuarán exis­tiendo como estados separados. 2Mi palabra, que es la resurrec­ción y la vida, no pasará porque la vida es eterna. 3Tú eres la obra de Dios, y Su obra es totalmente digna de amor y totalmente amo­rosa. 4Así es como el hombre debiera pensar de sí mismo en su corazón, pues eso es lo que realmente es.
3. Los perdonados son el medio de la Expiación. 2Al estar infundi­dos por el espíritu, perdonan a su vez. 3Aquellos que han sido liberados deben unirse para liberar a sus hermanos, pues ése es el plan de la Expiación. 4Los milagros son el medio a través del cual las mentes que sirven al Espíritu Santo se unen a mí para la salva­ción o liberación de todas las creaciones de Dios.
4. Yo soy el único que puede obrar milagros imparcialmente por­que yo soy la Expiación. 2Tú tienes un papel en la Expiación que yo te dictaré. 3Pregúntame qué milagros debes llevar a cabo. 4Ello te ahorrará esfuerzos innecesarios porque estarás actuando bajo comunicación directa. 5La naturaleza impersonal del milagro es una característica esencial del mismo, ya que me permite dirigir su aplicación, y bajo mi dirección los milagros conducen a la expe­riencia altamente personal de la revelación. 6Un guía no controla, pero sí dirige, dejando a tu discreción el que le sigas o no. 7”No nos dejes caer en la tentación” significa: "Reconoce tus errores y elige abandonarlos siguiendo mi dirección."
5. El error no puede amenazar realmente a la verdad, la cual siem­pre puede resistirlo. 2En realidad, sólo el error es vulnerable. 3Eres libre de establecer tu reino donde mejor te parezca, pero no pue­des sino elegir acertadamente si recuerdas esto:

4El espíritu está eternamente en estado de gracia.
5Tu realidad es únicamente espíritu.
6Por lo tanto, estás eternamente en estado de gracia.

7Desde este punto de vista, la Expiación deshace todos los erro­res, y de esta forma extirpa las raíces del temor. 8Cada vez que experimentas las palabras tranquilizadoras de Dios como una amenaza, es siempre porque estás defendiendo una lealtad mal situada o desencaminada. 9Al proyectar eso sobre otros los aprisionas, pero sólo en la medida en que refuerzas los errores que ellos ya han cometido. 10Eso los hace vulnerables a las distor­siones de los demás, ya que la percepción que tienen de sí mis­mos está distorsionada. 11El que obra milagros tan sólo puede bendecirlos, lo cual desvanece sus distorsiones y los libera de su prisión.
6. Respondes a lo que percibes, y tal como percibas así te compor­tarás. 2La Regla de Oro te pide que te comportes con los demás como tú quisieras que ellos se comportasen contigo. 3Esto signi­fica que tanto la percepción que tienes de ti como la que tienes de ellos debe ser fidedigna. 4La Regla de Oro es la norma del com­portamiento apropiado. 5Tú no puedes comportarte de manera apropiada a menos que percibas correctamente. 6Dado que tú y tu prójimo sois miembros de una misma familia en la que gozáis de igual rango, tal como te percibas a ti mismo y tal como lo percibas a él así te comportarás contigo mismo y con él. 7Debes mirar desde la percepción de tu propia santidad a la santidad de los demás.
7. Los milagros se dan en la mente que está lista para ellos. 2Dicha mente, al estar unida, se extiende a todos aun cuando el que obra milagros no se dé cuenta de ello. 3La naturaleza impersonal del milagro se debe a que la Expiación en sí es una, lo cual une a todo lo creado con su Creador. 4Como expresión de lo que verdaderamente eres, el milagro sitúa a la mente en un estado de gracia. 5La mente, entonces, naturalmente da la bienvenida tanto al Huésped interno como al desconocido externo. 6Al invitar adentro al desco­nocido, éste se convierte en tu hermano.
8. El hecho de que el milagro pueda tener efectos en tus herma­nos de los que ni siquiera eres consciente no debe preocuparte. 2El milagro siempre te bendecirá. 3Los milagros que no se te ha pedido que hagas no dejan de tener valor. 4Siguen siendo expre­siones de tu estado de gracia, pero dado mi absoluto conoci­miento del plan en su totalidad, yo debo controlar su ejecución. 5La naturaleza impersonal de la mentalidad milagrosa asegura tu gracia, pero sólo yo estoy en posición de saber dónde pueden concederse.
9. Los milagros son selectivos únicamente en el sentido de que se canalizan hacia aquellos que los pueden usar en beneficio propio. 2Puesto que esto hace que sea inevitable el que los extiendan a otros, se suelda una fuerte cadena de Expiación. 3Esta selectivi­dad, sin embargo, no toma en cuenta la magnitud del milagro mismo, ya que el concepto de tamaño existe en un plano que de por sí es irreal. 4Dado que el milagro tiene como objeto restable­cer la conciencia de la realidad, no sería eficaz si estuviese limi­tado por las leyes que gobiernan el error que tiene como objeto corregir.

IV. Cómo escapar de la oscuridad
1. Escapar de la oscuridad comprende dos etapas: Primera, el reconocimiento de que la oscuridad no puede ocultar nada. 2Este paso generalmente da miedo. 3Segunda, el reconocimiento de que no hay nada que desees ocultar aunque pudieses hacerlo. 4Este paso te libera del miedo. 5Cuando ya no estés dispuesto a ocultar nada, no sólo estarás dispuesto a entrar en comunión, sino que entenderás también lo que es la dicha y la paz.
2. La oscuridad, de hecho, jamás puede ocultar a la santidad, pero tú puedes engañarte a ti mismo al respecto. 2Este engaño te hace temer porque te das cuenta en tu corazón de que es un engaño, y realizas enormes esfuerzos por establecer su realidad. 3El milagro sitúa a la realidad en el lugar que le corresponde. 4A la realidad le corresponde estar, únicamente en el espíritu, y el mila­gro reconoce únicamente la verdad. 5De este modo desvanece las ilusiones que albergas con respecto a ti mismo, y te pone en comu­nión contigo mismo y con Dios. 6El milagro se une a la Expiación al poner a la mente al servicio del Espíritu Santo. 7Así se establece la verdadera función de la mente y se corrigen sus errores, que son simplemente una falta de amor. 8Tu mente puede estar poseí­da por ilusiones, pero el espíritu es eternamente libre. 9Si una mente percibe sin amor, percibe tan sólo un armazón vacío y no se da cuenta del espíritu que mora adentro. 10Pero la Expiación restituye el espíritu al lugar que le corresponde. 11La mente que sirve al espíritu es invulnerable.
3. La oscuridad es falta de luz de la misma manera en que el pecado es falta de amor. 2No tiene cualidades únicas propias. 3Es un ejemplo de la creencia en la "escasez", de la cual sólo se pueden derivar errores. 4La verdad es siempre abundante. 5Los que perci­ben y reconocen que lo tienen todo no tienen necesidades de ninguna clase. 6El propósito de la Expiación es devolvértelo todo, o más bien, devolvérselo a tu conciencia. 7Se te dio todo cuando fuiste creado, exactamente como se les dio a todos los demás.
4. El vacío que el miedo engendra tiene que ser sustituido por el perdón. 2Eso es lo que la Biblia quiere decir con "Ya no habrá muerte", y por lo que yo pude demostrar que la muerte no existe. 3Vine a dar cumplimiento a la ley al re-interpretarla. 4La ley en sí, si se entiende correctamente, sólo ofrece protección. 5Son los que aún no han cambiado su manera de pensar quienes han introdu­cido en la ley la idea de "las llamas del infierno". 6Te aseguro que daré testimonio a través de todo aquel que me lo permita, y en la medida en que me lo permita. 7Aquello de lo que das fe demues­tra tus creencias, y de esta manera las refuerza. 8Aquellos que dan testimonio de mí están expresando, por medio de los mila­gros que obran, que han dejado de creer en la carencia en favor de la abundancia que han aprendido les pertenece.

V. Plenitud y espíritu
1. El milagro es en gran medida como el cuerpo, en el sentido de que ambos son recursos de aprendizaje para facilitar un estado en el que finalmente se hacen innecesarios. 2Cuando se alcanza el estado original de comunicación directa con el espíritu, ni el cuerpo ni el milagro tienen objeto alguno. 3Pero mientras creas que estás en un cuerpo, puedes elegir entre canales de expresión sin amor o canales de expresión milagrosos. 4Puedes fabricar un armazón vacío, pero es imposible que no puedas expresar nada en absoluto. 5Puedes esperar, demorarte, paralizarte o reducir tu creatividad a casi nada, 6pero no puedes abolirla. 7Puedes des­truir tu medio de comunicación, pero no tu potencial. 8Tú no te creaste a ti mismo.
2. La decisión básica del que se ha decidido por el camino de los milagros es no esperar en el tiempo más de lo necesario. 2EI tiempo puede causar deterioro y también puede desperdiciarse. 3El que obra milagros, por lo tanto, acepta gustosamente el factor de control del tiempo. 4Reconoce que cada colapso de tiempo nos acerca más a todos al punto en el que finalmente nos podemos liberar de él y en el que el Hijo y el Padre son uno. 5lgualdad no quiere decir igualdad ahora. 6Cuando cada cual reconozca que lo tiene todo, las aportaciones individuales a la Filiación dejarán de ser necesarias.
3. Cuando la Expiación se haya completado, todos los Hijos de Dios compartirán todas las aptitudes. 2Dios es imparcial. 3Todos Sus Hijos disponen de todo Su Amor, y Él da todos Sus dones libremente a todos por igual. 4"Excepto que os volváis como niños pequeños" significa que a menos que reconozcas plenamente tu completa dependencia de Dios, no podrás conocer el poder real del Hijo en su verdadera relación con el Padre. 5El que los Hijos de Dios sean especiales no procede de una condición de exclusión sino de una de inclusión. 6Todos mis hermanos son especiales. 7Si creen estar privados de algo, su percepción se distorsiona. 8Cuando esto ocurre, toda la familia de Dios -la Filiación- sufre un deterioro en sus relaciones.
4. En última instancia, todo miembro de la familia de Dios tiene que retornar. 2El milagro le llama a retornar porque le bendice y le honra, aun cuando esté ausente en espíritu. 3"De Dios no se hace burla" no es una amenaza, sino una garantía. 4Dios habría sido burlado si alguna de sus creaciones careciese de santidad.
5La creación es plena, y la señal de la plenitud es la santidad. 6Los milagros son afirmaciones de Filiación, que es un estado de com­pleción y abundancia.
5. Todo lo que es verdadero es eterno y no puede cambiar ni ser cambiado. 2El espíritu es, por lo tanto, inalterable porque ya es perfecto, pero la mente puede elegir a quién desea servir. 3El único límite en su elección es que no puede servir a dos amos. 4La mente, si así lo elige, puede convertirse en el medio a través del cual el espíritu crea en conformidad con su propia creación. 5De no elegir eso libremente, retiene su potencial creativo, pero se somete a un control tiránico en lugar de a uno Autoritativo. 6Como resultado de ello aprisiona, pues tales son los dictados de los tiranos. 7Cambiar de mentalidad significa poner tu mente a disposición de la verdadera Autoridad.
6. El milagro es señal de que la mente ha elegido dejarse guiar por mí en el servicio a Cristo. 2La abundancia de Cristo es el resultado natural de haber decidido seguirle. 3Hay que arrancar todas las raíces que están a flor de tierra porque no son lo suficientemente profundas como para prestarte apoyo. 4La ilusión de que las raí­ces superficiales pueden arraigarse más y así prestarte apoyo, es una de las distorsiones en las que se basa lo opuesto a la Regla de Oro. 5A medida que se abandonan esos falsos puntales, se experi­menta temporalmente cierta inestabilidad en el equilibrio. 6Sin embargo, no hay nada más inestable que una orientación inver­tida, 7y nada que la mantenga invertida puede conducir a una mayor estabilidad.

VI. La ilusión de las necesidades
1. Tú que quieres la paz sólo la puedes encontrar perdonando completamente. 2Nadie aprende a menos que quiera aprender y crea que de alguna manera lo necesita. 3Si bien en la creación de Dios no hay carencia, en lo que tú has fabricado es muy evidente. 4De hecho, ésa es la diferencia fundamental entre lo uno y lo otro. 5La idea de carencia implica que crees que estarías mejor en un estado que de alguna manera fuese diferente de aquel en el que ahora te encuentras. 6Antes de la "separación", que es lo que sig­nifica la "caída", no se carecía de nada. 7No había necesidades de ninguna clase. 8Las necesidades surgen debido únicamente a que tú te privas a ti mismo. 9Actúas de acuerdo con el orden particu­lar de necesidades que tú mismo estableces. 10Esto, a su vez, depende de la percepción que tienes de lo que eres.
2. La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensa­ción de estar separado de Dios. 2Esa sensación de separación jamás habría surgido si no hubieses distorsionado tu percepción de la verdad, percibiéndote así a ti mismo como alguien necesi­tado. 3La idea de un orden de necesidades surgió porque, al haber cometido ese error fundamental, ya te habías fragmentado en niveles que comportan diferentes necesidades. 4A medida que te vas integrando te vuelves uno, y tus necesidades, por ende, se vuelven una. 5Cuando las necesidades se unifican suscitan una acción unificada porque ello elimina todo conflicto.
3. La idea de un orden de necesidades, que proviene del error original de que uno puede estar separado de Dios, requiere corrección en su propio nivel antes de que pueda corregirse el error de percibir niveles. 2No te puedes comportar con eficacia mientras operes en diferentes niveles. 3Sin embargo, mientras lo hagas, la corrección debe proceder verticalmente, desde abajo hacia arriba. 4Esto es así porque crees que vives en el espacio, donde conceptos como "arriba" y "abajo" tienen sentido. 5En última instancia, ni el espacio ni el tiempo tienen ningún sentido. 6Ambos son meramente creencias.
4. El verdadero propósito de este mundo es usarlo para corregir tu incredulidad. 2Nunca podrás controlar por ti mismo los efectos del miedo porque el miedo es tu propia invención, y no puedes sino creer en lo que has inventado. 3En actitud, pues, aunque no en contenido, eres como tu Creador, Quien tiene perfecta fe en Sus creaciones porque Él las creó. 4Creer en algo produce la aceptación de su existencia. 5Por eso puedes creer lo que nadie más piensa que es verdad. 6Para ti es verdad porque tú lo fabricaste.
5. Todos los aspectos del miedo son falsos porque no existen en el nivel creativo y, por lo tanto, no existen en absoluto. 2En la medida en que estés dispuesto a someter tus creencias a esta prueba, en esa misma medida quedarán corregidas tus percepciones. 3En el proceso de separar lo falso de lo verdadero, el milagro procede de acuerdo con lo siguiente:

4El amor perfecto expulsa el miedo.
5Si hay miedo, es que no hay amor perfecto.
6Mas:
7Sólo el amor perfecto existe.
8Si hay miedo, éste produce un estado que no existe.

9Cree esto y serás libre. 10Sólo Dios puede establecer esta solución, y esta fe es Su don.

VII. Las distorsiones de los impulsos milagrosos
1. Tus percepciones distorsionadas producen una densa envol­tura alrededor de los impulsos milagrosos, dificultándoles el que lleguen a tu conciencia. 2La confusión de los impulsos milagrosos con los impulsos físicos es una de las distorsiones básicas de la percepción. 3Los impulsos físicos son impulsos milagrosos mal canalizados. 4Todo placer real procede de hacer la Voluntad de Dios. 5Esto es así porque no hacer Su Voluntad es una negación del Ser. 6La negación del Ser da lugar a ilusiones, mientras que la corrección del error nos libera del mismo. 7No te engañes a ti mismo creyendo que puedes relacionarte en paz con Dios o con tus hermanos a través de algo externo.
2. Criatura de Dios, fuiste creado para crear lo bueno, lo hermoso y lo santo. 2No te olvides de eso. 3El Amor de Dios, por un breve período de tiempo, todavía tiene que expresarse de un cuerpo a otro, ya que la visión es aún muy tenue. 4El mejor uso que puedes hacer del cuerpo es utilizarlo para que te ayude a ampliar tu percepción, de forma que puedas alcanzar la verdadera visión de la que el ojo físico es incapaz. 5Aprender a hacer esto es la única utilidad real del cuerpo.
3. Las fantasías son una forma distorsionada de visión. 2Todas ellas, no importa de qué clase sean, son distorsiones, ya que siem­pre tergiversan la percepción hasta convertirla en algo irreal. 3Los actos que proceden de distorsiones son, literalmente, las reacciones de aquellos que no saben lo que hacen. 4Las fantasías son un intento de controlar la realidad de acuerdo con necesida­des falsas. 5Si deformas la realidad de cualquier forma que sea, estarás percibiendo destructivamente. 6Las fantasías son un medio para hacer asociaciones falsas y tratar de derivar placer de ellas. 7Mas si bien puedes percibir asociaciones falsas, nunca podrás hacerlas reales excepto para ti. 8Crees en lo que inventas. 9De igual modo, si ofreces milagros creerás en ellos con igual intensidad. 10La fuerza de tu convicción sostendrá entonces la creencia del que reciba el milagro. 11Las fantasías se vuelven totalmente innecesarias cuando la naturaleza completamente satisfactoria de la realidad se vuelve evidente tanto para el dador como para el receptor. 12La realidad se "pierde" por usurpación, lo cual produce tiranía. 13Mientras quede un solo "esclavo" cami­nando sobre la faz de la tierra, tu liberación no será total. 14La única meta del que se ha decidido por el camino de los milagros es restaurar completamente la Filiación.
4. Éste es un curso de entrenamiento mental. 2Todo aprendizaje requiere atención y estudio en algún nivel. 3AIgunas de las seccio­nes posteriores de este curso se basan en tan gran medida en estas primeras secciones, que es necesario un estudio muy detallado de las mismas. 4También las vas a necesitar a modo de preparación. 5Sin esta preparación, lo que sigue, podría infundirte demasiado temor, imposibilitando así el que pudieses usarlo de manera cons­tructiva. 6A medida que estudies estas primeras secciones, no obs­tante, comenzarás a percatarte de algunas de las conexiones que más adelante se ampliarán.
5. Se necesitan sólidos cimientos debido a la confusión que hay entre el miedo y la reverencia, a la que ya hice referencia ante­riormente, y en la cual incurrimos con frecuencia. 2Dije que la reverencia no es apropiada en conexión con los Hijos de Dios porque no deberías experimentar reverencia en presencia de tus semejantes. 3No obstante, puse de relieve asimismo que la reve­rencia es apropiada en presencia de tu Creador. 4He tenido mucho cuidado al clarificar mi papel en la Expiación sin añadirle ni restarle importancia. 5Estoy tratando también de hacer lo mismo con el tuyo. 6He subrayado que la reverencia no es una reacción apropiada hacia mí debido a nuestra inherente igual­dad. 7Algunos de los pasos posteriores de este curso, sin em­bargo, entrañan un acercamiento más directo a Dios Mismo. 8No sería prudente iniciar esos pasos sin una preparación cuidadosa, pues, de lo contrario, la reverencia se confundiría con el miedo, y la experiencia acabaría siendo más traumática que beatífica. 9La curación, en última instancia, procede de Dios. 10Se te están expli­cando cuidadosamente los medios. 11La revelación puede, de vez en cuando, revelarte cuál es el fin, pero para alcanzarlo, los medios son necesarios.

Capítulo 2
LA SEPARACIÓN Y LA EXPIACIÓN

I. Los orígenes de la separación
1. La capacidad de extenderse es un aspecto fundamental de Dios que Él le dio a Su Hijo. 2En la creación, Dios Se extendió a Sí Mismo a Sus creaciones y les infundió la misma amorosa Volun­tad de crear que Él posee. 3No sólo fuiste plenamente creado, sino que fuiste creado perfecto. 4No existe vacuidad en ti. 5Debido a la semejanza que guardas con tu Creador eres creativo. 6Ningún Hijo de Dios puede perder esa facultad, ya que es inherente a lo que él es, pero puede usarla de forma inadecuada al proyectar. 7El uso inadecuado de la extensión -la proyección- tiene lugar cuando crees que existe en ti alguna carencia o vacuidad, y que puedes suplirla con tus propias ideas, en lugar de con la verdad. 8Este proceso comprende los siguientes pasos:
9Primero: Crees que tu mente puede cambiar lo que Dios creó.
10Segundo: Crees que lo que es perfecto puede volverse imper­fecto o deficiente.
11Tercero: Crees que puedes distorsionar las creaciones de Dios, incluido tú.
12Cuarto: Crees que puedes ser tu propio creador y que estás a cargo de la dirección de tu propia creación.
2. Estas distorsiones, relacionadas entre sí, son un fiel reflejo de lo que realmente ocurrió en la separación o "desvío hacia el miedo". 2Nada de eso existía antes de la separación, ni existe realmente ahora. 3Todo lo que Dios creó es semejante a Él. 4La extensión, tal como Dios la emprendió, es similar al resplandor interior que los Hijos del Padre han heredado de Él. 5Su verdadera fuente se encuentra en su interior. 6Esto es tan cierto con respecto al Padre como al Hijo. 7En este sentido la creación incluye tanto la creación del Hijo por Dios, como las creaciones del Hijo una vez que su mente ha sanado. 8Esto requiere el libre albedrío con el que Dios le dotó, ya que toda creación amorosa se otorga libremente en una línea continua, en la que todos los aspectos tienen el mismo rango.
3. El jardín del Edén -la condición que existía antes de la separa­ción- era un estado mental en el que no se necesitaba nada. 2Cuando Adán dio oídos a "las mentiras de la serpiente", lo único que oyó fueron falsedades. 3Tú no tienes por qué continuar cre­yendo lo que no es verdad, a no ser que así lo elijas. 4Todo ello puede literalmente desaparecer en un abrir y cerrar de ojos por­que no es más que una percepción falsa. 5Lo que se ve en sueños parece ser muy real. 6Lo que es más, en la Biblia se menciona que sobre Adán se abatió un sueño profundo, mas no se hace referen­cia en ninguna parte a que haya despertado. 7El mundo no ha experimentado todavía ningún despertar o renacimiento com­pleto. 8Un renacer así es imposible mientras sigas proyectando o creando falsamente. No obstante, la capacidad de extender tal como Dios te extendió Su Espíritu permanece todavía dentro de ti. 10En realidad, ésta es tu única alternativa, pues se te dio el libre albedrío para que te deleitaras creando lo perfecto.
4. Todo miedo se reduce, en última instancia, a la básica percep­ción errónea de que tienes la capacidad de usurpar el poder de Dios. 2Por supuesto, no puedes hacer eso, ni jamás pudiste ha­berlo hecho. 3En esto se basa el que puedas escaparte del miedo. 4Te liberas cuando aceptas la Expiación, lo cual te permite darte cuenta de que en realidad tus errores nunca ocurrieron. 5Sólo des­pués del sueño profundo que se abatió sobre Adán pudo éste experimentar pesadillas. 6Si de repente se enciende una luz cuando alguien está teniendo un sueño aterrador, puede que ini­cialmente interprete la luz como parte de su sueño y tenga miedo de ella. 7Sin embargo, cuando despierte, la percibirá correcta­mente como su liberación del sueño, al que dejará entonces de atribuir realidad. 8Esta liberación no se basa en ilusiones. 9El cono­cimiento que ilumina no sólo te libera, sino que también te mues­tra claramente que eres libre.
5. Sean cuales sean las mentiras que te hayas creído, para el mila­gro son irrelevantes, pues puede sanar cualquiera de ellas con la misma facilidad. 2El milagro no hace distinciones entre diferentes percepciones falsas. 3Su única finalidad es distinguir entre la ver­dad por un lado y el error por otro. 4Algunos milagros pueden parecer más difíciles de obrar que otros, 5pero no te olvides del primer principio de este curso: no hay grados de dificultad en los milagros. 6En realidad eres perfectamente invulnerable a toda expresión de falta de amor. 7Estas expresiones pueden proceder de ti o de otros, de ti hacia otros, o de otros hacia ti. 8La paz es un atributo que se encuentra en ti. No puedes hallarla fuera de ti mismo. 10La enfermedad es una forma de búsqueda externa. 11La salud es paz interior. 12La paz te permite mantenerte ecuánime ante cualquier falta de amor procedente de afuera, y te capacita, mediante tu aceptación de los milagros, para corregir las condi­ciones que resultan de la falta de amor en los demás.

II. La Expiación como defensa
1. Puedes hacer cualquier cosa que yo te pida. 2Te he pedido que obres milagros, y he dejado claro que los milagros son naturales, correctivos, sanadores y universales. 3No hay nada que no pue­dan lograr, pero no pueden llevarse a cabo con un espíritu de duda o de temor. 4Cuando tienes miedo de algo, estás admitiendo que ello tiene el poder de hacerte daño. 5Recuerda que donde esté tu corazón allí también estará tu tesoro. 6Crees en lo que conside­ras valioso. 7Si tienes miedo, es que estás equivocado con respecto a lo que es valioso. 8Tu entendimiento inevitablemente evaluará erróneamente, y al otorgar el mismo poder a todos los pensamien­tos, destruirás inevitablemente la paz. 9Por eso es por lo que la Biblia habla de "la paz de Dios que supera todo razonar" 10No hay error que pueda alterar esa paz en lo más mínimo. 11Dicha paz no permite que nada que no proceda de Dios te afecte. 12Éste es el uso correcto de la negación. 13No se usa para ocultar nada, sino para corregir el error. 14Lleva todos los errores ante la luz, y puesto que el error es lo mismo que la oscuridad, corrige todos los errores automáticamente.
2. La auténtica negación es un poderoso mecanismo protector. 2Puedes y debes negar toda creencia de que el error puede hacerte daño. 3Esta clase de negación no oculta sino que corrige. 4Tu mente recta depende de ella. 5Negar el error es una sólida defensa en favor de la verdad, pero negar la verdad da lugar a creaciones falsas: las proyecciones del ego. 6La negación del error, puesta al servicio de la mente recta, libera a la mente y re-establece la liber­tad de la voluntad. 7Cuando la voluntad es realmente libre no puede crear falsamente porque sólo reconoce la verdad.
3. Puedes defender la verdad así como el error. 2Los medios son más fáciles de entender después de que se ha establecido firme­mente el valor del objetivo. 3Pero lo que hay que tener en cuenta es cuál es su propósito. 4Todo el mundo defiende su tesoro, y lo hace automáticamente. 5Las preguntas esenciales son, pues: ¿qué es realmente importante para ti?, y ¿cuán importante lo es? 6Una vez que hayas aprendido a tener en cuenta estas preguntas y a tenerlas presentes en todas tus acciones, tendrás muy poca difi­cultad en clarificar los medios. 7Los medios están a tu disposición siempre que los pidas. 8Puedes, sin embargo, ahorrar tiempo si no aplazas innecesariamente este paso. 9Un enfoque correcto lo acortará enormemente.
4. La Expiación es la única defensa que no puede usarse destruc­tivamente porque no es un recurso que tú mismo hayas inven­tado. 2El principio de la Expiación estaba en vigor mucho antes de que ésta comenzara. 3El principio era el amor y la Expiación fue un acto de amor. 4Antes de la separación los actos eran innecesa­rios porque no existía la creencia en el tiempo ni en el espacio. 5Fue sólo después de la separación cuando se planearon la Expia­ción y las condiciones necesarias para su cumplimiento. 6Se nece­sitó entonces una defensa tan espléndida que fuese imposible usarla indebidamente, aunque fuese posible rechazarla. 7Su re­chazo, no obstante, no podía convertirla en un arma de ataque, que es la característica intrínseca de otras defensas. 8La Expia­ción, pues, resulta ser la única defensa que no es una espada de dos filos. 9Tan sólo puede sanar.
5. La Expiación se instituyó dentro de la creencia en el tiempo y en el espacio para fijar un límite a la necesidad de la creencia misma, y, en última instancia, para completar el aprendizaje. 2La Expiación es la lección final. 3El aprendizaje en sí, al igual que las aulas donde tiene lugar, es temporal. 4La capacidad para apren­der carece de valor cuando ya no hay necesidad de cambiar. 5Los que son eternamente creativos no tienen nada que aprender. 6Tú puedes aprender a mejorar tus percepciones y puedes convertirte progresivamente en un mejor alumno. 7De este modo habrá cada vez más armonía entre la creación y tú, pero la Filiación en sí es una creación perfecta y la perfección no tiene grados. 8El aprendi­zaje tiene sentido únicamente mientras se crea en diferencias.
6. La evolución es un proceso en el que aparentemente pasas de una etapa a la siguiente. 2Corriges tus previos tropiezos yendo hacia adelante. 3Este proceso es realmente incomprensible en tér­minos temporales, puesto que retornas a medida que avanzas. 4La Expiación es el medio a través del cual puedes liberarte del pasado a medida que avanzas. 5La Expiación desvanece los erro­res que cometiste en el pasado, haciendo de este modo innecesario el que sigas volviendo sobre tus pasos sin avanzar hacia tu retorno. 6En este sentido la Expiación ahorra tiempo, pero al igual que el milagro al que sirve, no lo abole. 7Mientras siga habiendo necesidad de Expiación, seguirá habiendo necesidad de tiempo. 8Pero la Expiación, en cuanto que plan que ya se ha completado, tiene una relación única con el tiempo. 9Hasta que la Expiación no se complete, sus diversas fases evolucionarán en el tiempo, pero la Expiación en su totalidad se encuentra al final del tiempo. 10En ese punto el puente de retorno ya se ha construido.
7. La Expiación es un compromiso total. 2Puede que aún asocies esto con perder, equivocación ésta que todos los Hijos de Dios separados cometen de una u otra forma. 3Resulta difícil creer que una defensa que no puede atacar sea la mejor defensa. 4Eso es lo que se quiere decir con "los mansos heredarán la tierra". 5Literalmente se apoderarán de ella debido a su fortaleza. 6Una defensa de doble filo es intrínsecamente débil precisamente porque tiene dos filos, y puede volverse contra ti inesperadamente. 7Esta posi­bilidad no se puede controlar excepto con milagros. 8El milagro convierte la defensa de la Expiación en tu verdadera protección, y, a medida que adquieres más y más seguridad, asumes tu talento natural de proteger a otros, reconociéndote simultáneamente como Hijo y como hermano.

III. El altar de Dios
1. Sólo puedes aceptar la Expiación dentro de ti liberando la luz interior. 2Desde la separación, las defensas se han usado casi exclusivamente para defenderse contra la Expiación y mantener así vigente la separación. 3Generalmente esto se manifiesta como una necesidad de proteger el cuerpo. 4Las múltiples fantasías corporales a las que las mentes se entregan proceden de la creencia distorsionada de que el cuerpo puede usarse como un medio para alcanzar la "expiación" 5Percibir el cuerpo como un templo es únicamente el primer paso en el proceso de corregir esta dis­torsión, ya que sólo la altera en parte. 6Dicha percepción del cuerpo ciertamente reconoce que la Expiación en términos físicos es imposible. 7El siguiente paso, no obstante, es darse cuenta de que un templo no es en modo alguno una estructura. 8Su verda­dera santidad reside en el altar interior en torno al cual se erige la estructura. 9Hacer hincapié en estructuras hermosas es señal de que se teme a la Expiación y de que no se está dispuesto a llegar al altar en sí. 10La auténtica belleza del templo no puede verse con los ojos físicos. 11La visión espiritual, por otra parte, al ser una visión perfecta, no puede ver la estructura en absoluto. 12Puede, no obstante, ver el altar con perfecta claridad.
2. Para que la eficacia de la Expiación sea perfecta, a ésta le corresponde estar en el centro del altar interior, desde donde sub­sana la separación y restituye la plenitud de la mente. 2Antes de la separación la mente era invulnerable al miedo, ya que el miedo no existía. 3Tanto la separación como el miedo son creaciones fal­sas que tienen que deshacerse a fin de que se pueda restaurar el templo y abrir el altar para que reciba la Expiación. 4Esto supone el fin de la separación, al poner dentro de ti la única defensa eficaz contra todo pensamiento de separación, haciendo de este modo que seas absolutamente invulnerable.
3. El que todos acepten la Expiación es sólo cuestión de tiempo. 2Tal vez parezca que esto contradice su libre albedrío, dada la inevitabilidad de la decisión final, pero en realidad no es así. 3Pue­des aplazar lo que tienes que hacer y eres capaz de enormes dila­ciones, pero no puedes desvincularte completamente de tu Creador, Quien fija los límites de tu capacidad para crear falsa­mente. 4Una voluntad aprisionada engendra una situación tal, que, llevada al extremo, se hace completamente intolerable. 5La resistencia al dolor puede ser grande, pero no es ilimitada. 6A la larga, todo el mundo empieza a reconocer, por muy vagamente que sea, que tiene que haber un camino mejor. 7A medida que este reconocimiento se arraiga más, acaba por convertirse en un punto decisivo en la vida de cada persona. 8Esto finalmente vuelve a despertar la visión espiritual y, al mismo tiempo, mitiga el apego a la visión física. 9Este alternar entre los dos niveles de percepción se experimenta normalmente como un conflicto que puede llegar a ser muy agudo. 10Aun así, el desenlace final es tan inevitable como Dios.
4. La visión espiritual literalmente no puede ver el error, y busca simplemente la Expiación. 2Todas las soluciones que los ojos del cuerpo buscan se desvanecen. 3La visión espiritual mira hacia adentro e inmediatamente se da cuenta de que el altar ha sido profanado y de que necesita ser reparado y protegido. 4Perfecta­mente consciente de la defensa apropiada, la visión espiritual pasa por alto todas las demás y mira más allá del error hacia la verdad. 5Debido a la fuerza de su visión, pone a la mente a su servicio. 6Esto re-establece el poder de la mente y hace que las demoras le resulten cada vez más intolerables al darse cuenta de que lo único que hacen es añadir dolor innecesario. 7Como resultado de ello, la mente se vuelve cada vez más sensible a lo que antes habría considerado sólo pequeñas molestias.
5. Los Hijos de Dios tienen derecho al perfecto bienestar que resulta de tener perfecta confianza. 2Hasta que no logran esto, se agotan a sí mismos y desperdician sus verdaderos poderes creati­vos en fútiles intentos de obtener un mayor bienestar valiéndose de medios inadecuados. 3Sin embargo, los medios reales ya les han sido provistos y no requieren esfuerzo alguno por su parte. 4La Expiación es la única ofrenda digna de ser ofrecida en el altar de Dios, debido al valor que el altar en sí tiene. 5Fue creado per­fecto y es absolutamente digno de recibir perfección. 6Entre Dios y Sus creaciones existe una perfecta interdependencia. 7ÉI depende de ellas porque las creó perfectas. 8Les dio Su paz para que nada las pudiese alterar ni engañar. 9Siempre que tienes miedo, te enga­ñas a ti mismo, y tu mente no puede servir al Espíritu Santo. 10Eso te deja hambriento, pues te niega el pan de cada día. 11Dios se siente solo sin Sus Hijos, y Sus Hijos se sienten solos sin Él. 12Tienen que aprender a ver el mundo como un medio para poner fin a la separación. 13La Expiación es la garantía de que finalmente lo lograrán.

IV. La curación y la liberación del miedo
1. Vamos a hacer ahora hincapié en la curación. 2El milagro es el medio, la Expiación el principio y la curación el resultado. 3Hablar de "una curación milagrosa" es combinar impropiamente dos órdenes de realidad diferentes. 4Una curación no es un milagro. 5La Expiación -el último milagro- es un remedio, y cualquier clase de curación es su resultado. 6Es irrelevante a qué clase de error se aplique la Expiación. 7Toda curación es esencialmente una liberación del miedo. 8Para poder llevarla a cabo, tú mismo debes estar libre de todo miedo. No entiendes lo que es la curación debido a tu propio miedo.
2. Un paso importante en el plan de la Expiación es deshacer el error en todos los niveles. 2La enfermedad o "mentalidad-no-recta" es el resultado de una confusión de niveles, pues siempre com­porta la creencia de que lo que está mal en un nivel puede afectar adversamente a otro. 3Nos hemos referido a los milagros como un medio de corregir la confusión de niveles, ya que todos los errores tienen que corregirse en el mismo nivel en que se originaron. 4Sólo la mente puede errar. 5El cuerpo sólo puede actuar equivo­cadamente cuando está respondiendo a un pensamiento falso. 6El cuerpo no puede crear y la creencia de que puede -error básico- ­da lugar a todos los síntomas físicos. 7Las enfermedades físicas implican la creencia en la magia. 8La distorsión que dio lugar a la magia se basa en la creencia de que existe una capacidad creativa en la materia que la mente no puede controlar. 9Este error puede manifestarse de dos formas: se puede creer que la mente puede crear falsamente en el cuerpo, o que el cuerpo puede crear falsa­mente en la mente. 10Cuando se comprende que la mente -el único nivel de creación- no puede crear más allá de sí misma, ninguno de esos dos tipos de confusión tiene por qué producirse.
3. Sólo la mente puede crear porque el espíritu ya fue creado, y el cuerpo es un recurso de aprendizaje al servicio de la mente. 2Los recursos de aprendizaje no son lecciones en sí mismos. 3Su propó­sito es simplemente facilitar el aprendizaje. 4Lo peor que puede ocurrir cuando se usan indebidamente es que no lo faciliten. 5De por sí, un recurso de aprendizaje no tiene poder para producir verdaderos errores en el aprendizaje. 6El cuerpo; si se le entiende correctamente, comparte la invulnerabilidad de la Expiación en lo que respecta a las defensas de doble filo. 7Ello es así no porque sea un milagro, sino porque, de por sí, no da lugar a interpretaciones falsas. 8El cuerpo es sencillamente parte de tu experiencia en el mundo físico. 9Se puede exagerar el valor de sus capacidades y con frecuencia se hace. 10Sin embargo, es casi imposible negar su existencia en este mundo. 11Los que lo hacen se dedican a una forma de negación particularmente inútil. 12En este caso el tér­mino "inútil" significa únicamente que no es necesario proteger a la mente negando lo no-mental. 13Si uno niega este desafortunado aspecto del poder de la mente, está negando también el poder mismo.
4. Todos los remedios materiales que aceptas como medicamento para los males corporales son re-afirmaciones de principios mági­cos. 2Éste es el primer paso que nos conduce a la creencia de que el cuerpo es el causante de sus propias enfermedades. 3El segundo paso en falso es tratar de curarlo por medio de agentes no-creati­vos. 4Esto no quiere decir, sin embargo, que el uso de tales agentes con propósitos correctivos sea censurable. 5A veces la enfermedad tiene tan aprisionada a la mente que temporalmente le impide a la persona tener acceso a la Expiación. 6En ese caso, tal vez sea pru­dente usar un enfoque conciliatorio entre el cuerpo y la mente en el que a algo externo se le adjudica temporalmente la creencia de que puede curar. 7Esto se debe a que lo que menos puede ayudar al que no está en su mente recta o al enfermo es hacer algo que aumente su miedo. 8De por sí ya se encuentra en un estado debili­tado debido a éste. 9Exponerle prematuramente a un milagro podría precipitarle al pánico, 10lo cual es muy probable que ocu­rriese en aquellos casos en que la percepción invertida ha dado lugar a la creencia de que los milagros son algo temible.
5. El valor de la Expiación no reside en la manera en que ésta se expresa. 2De hecho, si se usa acertadamente, será expresada ine­vitablemente en la forma que le resulte más beneficiosa a aquel que la va a recibir. 3Esto quiere decir que para que un milagro sea lo más eficaz posible, tiene que ser expresado en un idioma que el que lo ha de recibir pueda entender sin miedo. 4Eso no signi­fica que ése sea necesariamente el más alto nivel de comunica­ción de que dicha persona es capaz. 5Significa, no obstante, que ése es el más alto nivel de comunicación de que es capaz ahora. 6El propósito del milagro es elevar el nivel de comunicación, no reducirlo mediante un aumento del miedo.

V. La función del obrador de milagros
1. Antes de que los obradores de milagros estén listos para emprender su función en este mundo, es esencial que compren­dan cabalmente el miedo que se le tiene a la liberación. 2De lo contrario, podrían fomentar inadvertidamente la creencia de que la liberación significa aprisionamiento, creencia que, de por sí, ya es muy prevaleciente. 3Esta percepción errónea procede a su vez de la creencia de que el daño no puede limitarse sólo al cuerpo. 4Ello se debe al miedo subyacente de que la mente puede hacerse daño a sí misma. 5Ninguno de esos errores es significativo, ya que las creaciones falsas de la mente en realidad no existen. 6Este recono­cimiento es un recurso protector mucho más eficaz que cualquier forma de confusión de niveles porque introduce la corrección al nivel del error. 7Es esencial recordar que sólo la mente puede crear, y que la corrección sólo puede tener lugar en el nivel del pensamiento. 8Para ampliar algo que ya se mencionó anterior­mente, el espíritu ya es perfecto, y, por lo tanto, no requiere corrección. 9El cuerpo no existe, excepto como un recurso de aprendizaje al servicio de la mente. 10Este recurso de aprendizaje, de por sí, no comete errores porque no puede crear. 11Es obvio, pues, que inducir a la mente a que renuncie a sus creaciones fal­sas es la única aplicación de la capacidad creativa que realmente tiene sentido.
2. La magia es el uso insensato o mal-creativo de la mente. 2Los medicamentos físicos son una forma de "hechizo”; pero si tienes miedo de usar la mente para curar, no debes intentar hacerlo. 3El hecho mismo de que tengas miedo hace que tu mente sea vulne­rable a crear falsamente. 4Es probable, por lo tanto, que no entiendas correctamente cualquier curación que pudiera produ­cirse, y puesto que el egocentrismo va normalmente acompañado de miedo, tal vez no puedas aceptar la verdadera Fuente de la curación. 5En tal caso, es menos arriesgado depender temporal­mente de artificios curativos físicos, ya que no puedes percibirlos erróneamente como tus propias creaciones. 6Mientras tu sensa­ción de vulnerabilidad persista, no debes intentar obrar milagros.
3. He dicho ya que los milagros son expresiones de una orienta­ción milagrosa, y una orientación milagrosa no es otra cosa que una mentalidad recta. 2Los que poseen una mentalidad recta no exaltan ni menosprecian la mente del que obra milagros ni la del que los recibe. 3En cuanto que medio de corrección, sin embargo, el milagro no tiene que esperar a que el que los ha de recibir goce de una mentalidad recta. 4De hecho, su propósito es restituirle su mente recta. 5Es esencial, no obstante, que el obrador de milagros esté en su mente recta, aunque sea brevemente, o, de lo contrario, será incapaz de re-establecer la mentalidad recta en otros.
4. El sanador que confía en su propio estado de preparación pone en peligro su entendimiento. 2Estás perfectamente a salvo siempre que no te preocupes en absoluto por tu estado de prepa­ración, pero mantengas firme confianza en el mío. 3Si tus inclina­ciones a obrar milagros no están funcionando debidamente, es siempre porque el miedo se ha infiltrado en tu mentalidad recta y la ha invertido. 4Toda forma de mentalidad-no-recta es el resul­tado de negarte a aceptar la Expiación para ti mismo. 5Si la acep­tases estarías en una posición desde la que podrías reconocer que los que tienen necesidad de curación son simplemente aquellos que aún no se han dado cuenta de que la mentalidad recta es en sí la curación.
5. La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expia­ción para sí mismo. 2Esto significa que reconoces que la mente es el único nivel creativo, y que la Expiación puede sanar sus errores. 3Una vez que hayas aceptado esto, tu mente podrá solamente sanar. 4Al negarle a tu mente cualquier potencial destructivo y restituir de nuevo sus poderes estrictamente constructivos, te colocas en una posición desde la que puedes eliminar la confu­sión de niveles en otros. 5El mensaje que entonces les comunicas es el hecho irrefutable de que sus mentes son igualmente cons­tructivas y de que sus creaciones falsas no pueden hacerles daño. 6Al afirmar esto liberas a la mente de la tendencia a exagerar el valor de su propio recurso de aprendizaje, y la restituyes a su verdadero papel de estudiante.
6. Debe subrayarse nuevamente que al cuerpo le resulta tan impo­sible aprender como crear. 2En cuanto que recurso de aprendizaje se deja llevar simplemente por el estudiante, mas si se le dota falsamente de iniciativa propia, se convierte en una seria obstruc­ción para el mismo aprendizaje que debería facilitar. 3Sólo la mente es capaz de iluminación. 4El espíritu ya está iluminado, y el cuerpo, de por sí, es demasiado denso. 5La mente, sin embargo, puede hacer llegar su iluminación hasta el cuerpo al reconocer que éste no es el estudiante y que, por lo tanto, no tiene la capaci­dad de aprender. 6Es muy fácil, no obstante, poner al cuerpo en armonía con la mente una vez que ésta ha aprendido a mirar más allá de él hacia la luz.
7. El aprendizaje que verdaderamente corrige comienza siempre con el despertar del espíritu y con el rechazo de la fe en la visión física. 2Esto frecuentemente entraña temor, ya que tienes miedo de lo que tu visión espiritual te mostraría. 3Anteriormente dije que el Espíritu Santo no puede ver errores, y que sólo puede mirar más allá de ellos hacia la defensa de la Expiación. 4No cabe duda de que esto puede producir incomodidad, mas la incomodidad no es el resultado final de la percepción. 5Cuando se le permite al Espí­ritu Santo contemplar la profanación del altar, Él mira de inme­diato también hacia la Expiación. 6Nada que Él perciba puede producir miedo. 7Todo lo que resulta de la conciencia espiritual simplemente se canaliza hacia la corrección. 8La incomodidad se manifiesta únicamente para traer a la conciencia la necesidad de corrección.
8. El miedo a la curación surge, en última instancia, de no estar uno completamente dispuesto a aceptar que la curación es nece­saria. 2Lo que el ojo físico ve no es correctivo, ni tampoco es posi­ble corregir el error mediante ningún medio físicamente visible. 3Mientras creas en lo que tu visión física te muestra, tus intentos de corregir procederán de un falso asesoramiento. 4La verdadera visión queda nublada porque te resulta intolerable ver tu propio altar profanado. 5Mas como el altar ha sido profanado, tu estado se torna doblemente peligroso a menos que percibas que así ha sido.
9. Curar es una habilidad que se desarrolló después de la separa­ción, antes de la cual era innecesaria. 2Es temporal al igual que todos los aspectos de la creencia en el tiempo y en el espacio. 3Mientras el tiempo continúe, no obstante, la curación seguirá siendo necesaria como medio de protección. 4Esto se debe a que la curación se basa en la caridad, y la caridad es una forma de perci­bir la perfección en otro aun cuando no puedas percibirla en ti mismo. 5La mayoría de los conceptos más elevados que ahora eres capaz de concebir dependen del tiempo. 6La caridad, en realidad, no es más que un pálido reflejo de un amor mucho más poderoso y todo-abarcador, el cual está mucho más allá de cualquier forma de caridad que te hayas podido imaginar hasta ahora. 7La caridad es esencial para la mentalidad recta aun en la pequeña medida en que ahora puedas alcanzarla.
10. La caridad es una manera de ver a otro como si ya hubiese llegado mucho más allá de lo que en realidad ha logrado en el tiempo hasta ahora. 2Puesto que su pensamiento tiene fallos, no puede ver que la Expiación es para él, pues, de otro modo, no tendría necesidad de caridad. 3La caridad que se le concede es a la vez una confirmación de que necesita ayuda, así como el reco­nocimiento de que la aceptará. 4Estas dos percepciones denotan claramente su dependencia del tiempo, haciendo patente el hecho de que la caridad opera todavía dentro de las limitaciones de este mundo. 5Dije anteriormente que sólo la revelación trans­ciende el tiempo. 6El milagro, al ser una expresión de caridad, tan sólo puede acortarlo. 7Hay que entender, no obstante, que cuando le ofreces un milagro a otro estás acortando su sufri­miento y el tuyo. 8Esto corrige tanto retroactivamente como pro­gresivamente.
A. Principios especiales de los obradores de milagros
11. (1) El milagro elimina la necesidad de tener preocupaciones de rango inferior. 2Puesto que es un intervalo de tiempo que está fuera de las coordenadas temporales en las que normalmente ope­ramos, las consideraciones normales con respecto al tiempo y al espacio no le afectan. 3Cuando obres un milagro yo haré los arre­glos necesarios para que el tiempo y el espacio se ajusten a él.
12. (2) Es esencial hacer una clara distinción entre lo que se crea y lo que se fabrica. 2Toda forma de curación se basa en esta correc­ción fundamental de percepción de niveles.
13. (3) Nunca confundas la mentalidad recta con la mentalidad errada. 2Reaccionar ante cualquier clase de error de cualquier forma que no sea con un deseo de sanar es una expresión de esa confusión.
14. (4) El milagro es siempre la negación de ese error y la afirma­ción de la verdad. 2Sólo la mentalidad recta puede corregir de forma que sus efectos sean reales. 3De hecho, lo que no produce efectos reales en realidad no existe. 4Sus efectos, por lo tanto, son nulos. 5Al no tener contenido substancial, se presta a ser proyec­tado.
15. (5) El poder del milagro para ajustar niveles genera la percep­ción correcta que da lugar a la curación. 2Hasta que eso no ocurra será imposible entender lo que es la curación. 3El perdón es un gesto vacío a menos que conlleve corrección. 4Sin ella, lo que hace es básicamente juzgar, en vez de sanar.
16. (6) El perdón que procede de una orientación milagrosa tan sólo ofrece corrección. 2No posee elementos de juicio en absoluto. 3La frase "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" no eva­lúa en modo alguno lo que las personas en cuestión estén hacien­do. 4Es una petición a Dios para que sane sus mentes. 5En ella no se hace referencia al resultado del error, 6pues eso es irrelevante.
17. (7) El precepto "Sed de un mismo sentir" es la aseveración que exhorta a todos a que estén listos para la revelación. 2Mi ruego "Haced esto en memoria mía" es una petición a los obradores de milagros para que colaboren conmigo. 3Estas dos aseveraciones no pertenecen a un mismo orden de realidad. 4Sólo la última entraña una conciencia de tiempo, ya que recordar es traer el pasado al presente. 5El tiempo está bajo mi control, pero la eterni­dad le pertenece a Dios. 6En el tiempo existimos unos con otros y unos para otros. 7En la eternidad coexistimos con Dios.
18. (8) Puedes hacer mucho en favor de tu propia curación y la de los demás si en situaciones en las que se requiere tu ayuda pien­sas de la siguiente manera:

2Estoy aquí únicamente para ser útil.
3Estoy aquí en representación de Aquel que me envió.
4No tengo que preocuparme por lo que debo decir ni por lo que debo hacer, pues Aquel que me envió me guiará.
5Me siento satisfecho de estar dondequiera que Él desee, porque sé que Él estará allí conmigo.
6Sanaré a medida que le permita enseñarme a sanar.

VI. Miedo y conflicto
1. Tener miedo parece ser algo involuntario y no estar bajo tu con­trol. 2Mas he dicho ya que sólo los actos constructivos deben ser involuntarios. 3Mi control puede hacerse cargo de todo lo que no es importante, mientras que, si así lo decides, mi asesoramiento puede dirigir todo lo que sí lo es. 4Yo no puedo controlar el miedo, pero éste puede ser auto-controlado. 5Tu miedo me impide darte mi control. 6La presencia del miedo indica que has elevado pensa­mientos corporales al nivel de la mente. 7Eso los pone fuera de mi control y te hace sentir personalmente responsable de ellos, 8Lo cual es una obvia confusión de niveles.
2. Yo no fomento la confusión de niveles; tú debes, no obstante, elegir corregirla. 2Tú no justificarías un comportamiento demente por tu parte diciendo que no pudiste evitarlo. 3¿Por qué, entonces, condonas pensamientos dementes? 4Hay una confusión en esto que te convendría examinar detenidamente. 5Tal vez creas que eres responsable de lo que haces, pero no de lo que piensas. 6La verdad es que eres responsable de lo que piensas porque es sola­mente en ese nivel donde puedes ejercer tu poder de decisión. 7Tus acciones son el resultado de tus pensamientos. 8No puedes separarte de la verdad "otorgándole" autonomía al comporta­miento. 9Éste lo controlo yo automáticamente tan pronto como pongas tu pensamiento bajo mi dirección. 10Siempre que tienes miedo es señal inequívoca de que le has permitido a tu mente crear falsamente y de que no me has permitido guiarla.
3. De nada sirve pensar que controlando los resultados de cual­quier pensamiento falso se pueda producir una curación. 2Cada vez que tienes miedo es porque has tomado una decisión equivo­cada. 3Esa es la razón por la que te sientes responsable de ello. 4Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión de que estés dispuesto a hacerlo. 5No necesitas orien­tación alguna excepto a nivel mental. 6La corrección debe llevarse a cabo únicamente en el nivel en que es posible el cambio. 7El cambio no tiene ningún sentido en el nivel de los síntomas donde no puede producir resultados.
4. Deshacer el miedo es tu responsabilidad. 2Cuando pides que se te libere del miedo, estás implicando que no lo es. 3En lugar de ello, deberías pedir ayuda para cambiar las condiciones que lo suscitaron. 4Esas condiciones siempre entrañan el estar dispuesto a permanecer separado. 5A ese nivel tú puedes evitarlo. 6Eres demasiado tolerante con las divagaciones de tu mente, y condo­nas pasivamente sus creaciones falsas. 7El resultado particular no importa; lo que importa es el error fundamental. 8La corrección es siempre la misma. 9Antes de decidir hacer algo, pregúntame si tu elección está de acuerdo con la mía. 10Si estás seguro de que lo está, no tendrás miedo.
5. El miedo es siempre un signo de tensión que surge cuando hay conflicto entre lo que deseas y lo que haces. 2Esta situación se presenta de dos maneras: Primera, puedes elegir hacer cosas con­flictivas, ya sea simultánea o sucesivamente. 3Esto da lugar a un comportamiento conflictivo, lo cual te resulta intolerable porque la parte de la mente que quiere hacer otra cosa se enfurece. 4Segunda, puedes comportarte de acuerdo a como crees que debes, mas sin querer hacerlo realmente. 5Esto da lugar a un com­portamiento congruente, pero conlleva gran tensión. 6En ambos casos, la mente y el comportamiento están en desacuerdo, lo cual da lugar a una situación en la que estás haciendo algo que real­mente no quieres hacer. 7Esto suscita una sensación de coerción que normalmente produce furia, y es muy probable que también dé lugar a proyecciones. 8Siempre que tienes miedo, es porque aún estas indeciso. 9Tu mente se encuentra, por lo tanto, dividida y tu comportamiento inevitablemente se vuelve errático. 10La corrección a nivel de comportamiento puede cambiar el error del primer tipo al segundo, mas no elimina el miedo.
6. Es posible alcanzar un estado en el que dejas que yo guíe tu mente sin ningún esfuerzo consciente por tu parte, más ello requiere un grado de buena voluntad que tú aún no posees. 2El Espíritu Santo no puede pedirte que hagas más de lo que estás dispuesto a hacer. 3La fuerza para hacer lo que Él te pide procede de una firme resolución por tu parte. 4Hacer la Voluntad de Dios no produce ninguna tensión una vez que reconoces que Su Volun­tad es también la tuya. 5La lección en este caso es muy sencilla, aunque muy fácil de pasar por alto. 6Voy, por lo tanto, a repetirla, y te exhorto a que escuches atentamente. 7Sólo tu mente puede producir miedo. 8Hace eso cada vez que está en conflicto con res­pecto a lo que quiere, lo cual inevitablemente produce tensión, ya que existen discrepancias entre lo que quiere y lo que hace al res­pecto. 9Eso sólo puede corregirse aceptando un objetivo unificado.
7. El primer paso correctivo para deshacer el error es darse cuen­ta, antes que nada, de que todo conflicto es siempre una expresión de miedo. 2Dite a ti mismo que de alguna manera tienes que haber decidido no amar, ya que de otro modo el miedo no habría podido hacer presa en ti. 3A partir de ahí, todo el proceso correc­tivo se reduce a una serie de pasos pragmáticos dentro del pro­ceso más amplio de aceptar que la Expiación es el remedio. 4Estos pasos pueden resumirse de la siguiente forma:
5Reconoce en primer lugar que lo que estás experimentando es miedo.
6El miedo procede de una falta de amor.
7El único remedio para la falta de amor es el amor perfecto.
8El amor perfecto es la Expiación.
8. He subrayado que el milagro -la expresión de la Expiación- ­es siempre un gesto de respeto del que es digno para con otro que también es digno. 2El reconocimiento de esa dignidad lo re­establece la Expiación. 3Resulta obvio, por lo tanto, que cuando tienes miedo, te has colocado a ti mismo en una posición en la que necesitas la Expiación. 4Has actuado sin amor, al haber elegido sin amor. 5Ésta es precisamente la situación para la que se insti­tuyó la Expiación. 6La necesidad del remedio inspiró su estableci­miento. 7Mientras te limites a reconocer únicamente la necesidad del remedio, seguirás teniendo miedo. 8Sin embargo, tan pronto como aceptes el remedio, habrás des-hecho el miedo. 9Así es como tiene lugar la verdadera curación.
9. Todo el mundo experimenta miedo. 2Sin embargo, no se reque­riría más que una pequeña dosis de recto pensar para que uno pudiese darse cuenta de por qué se produce. 3Son muy pocos los que aprecian el verdadero poder de la mente, y nadie permanece totalmente consciente de él todo el tiempo. 4No obstante, si espe­ras librarte del miedo hay algunas cosas que debes comprender, y comprender plenamente. 5La mente es muy poderosa y jamás pierde su fuerza creativa. 6Nunca duerme. 7Está creando conti­nuamente. 8Es difícil reconocer la oleada de poder que resulta de la combinación de pensamiento y creencia, la cual puede literalmente mover montañas. 9A primera vista parece arrogante creer que posees tal poder, mas no es ésa la verdadera razón de que no lo creas. 10Prefieres creer que tus pensamientos no pueden ejercer ninguna influencia real porque de hecho tienes miedo de ellos. 11Eso puede mitigar la conciencia de culpabilidad, pero a costa de percibir a la mente como impotente. 12Si crees que lo que piensas no tiene ningún efecto, puede que dejes de tenerle miedo, pero es bastante improbable que le tengas respeto. 13No hay pensamien­tos fútiles. 14Todo pensamiento produce forma en algún nivel.

VII. Causa y efecto
1. Puede que todavía te quejes de que tienes miedo, pero aun así sigues atemorizándote a ti mismo. 2He indicado ya que no pue­des pedirme que te libere del miedo. 3Yo sé que no existe, pero tú no. 4Si me interpusiese entre tus pensamientos y sus resultados, estaría interfiriendo en la ley básica de causa y efecto: la ley más fundamental que existe. 5De nada te serviría el que yo menospre­ciase el poder de tu pensamiento. 6Ello se opondría directamente al propósito de este curso. 7Es mucho más eficaz que te recuerde que no ejerces suficiente vigilancia con respecto a tus pensamien­tos. 8Tal vez pienses que a estas alturas sólo un milagro te capaci­taría para hacer eso, lo cual es absolutamente cierto. 9No estás acostumbrado a pensar con una mentalidad milagrosa, pero se te puede enseñar a pensar de esa manera. 10Todos los obradores de milagros necesitan este tipo de instrucción.
2. No puedo permitir que dejes de vigilar a tu mente, ya que de otro modo no podrías ayudarme. 2Obrar milagros requiere el que uno se dé cuenta plenamente del poder de los pensamientos a fin de evitar las creaciones falsas. 3De lo contrario, sería necesario un milagro que rectificase a la mente misma, proceso circular éste que no propiciaría el colapso del tiempo que es para lo que el milagro se concibió. 4El obrador de milagros debe poseer un genuino respeto por la verdadera ley de causa y efecto como con­dición previa para que se produzca el milagro.
3. Tanto el milagro como el miedo proceden de pensamientos. 2Si no eres libre de elegir uno, tampoco serás libre de elegir el otro. 3Al elegir el milagro, rechazas el miedo aunque sólo sea temporal­mente. 4Te has sentido temeroso de todo el mundo y de todas las cosas. 5Tienes miedo de Dios, de mí y de ti mismo. 6Nos has percibido erróneamente o creado falsamente, y crees en lo que has fabricado. 7No habrías podido hacer nada de eso si no hubieses tenido miedo de tus propios pensamientos. 8Los temerosos no pueden sino crear falsamente, puesto que perciben erróneamente la creación. 9Cuando creas falsamente no puedes sino sufrir. 10El principio de causa y efecto se convierte ahora en un verdadero catalizador aunque sólo sea temporalmente. 11En realidad, "Causa" es un término que le corresponde propiamente a Dios, y Su "Efecto" es Su Hijo. 12Esto supone una serie de relaciones de Causa y Efecto completamente diferentes de las que tú introdu­ces en tus creaciones falsas. 13El conflicto fundamental en este mundo es, pues, entre la creación y la creación falsa. 14Todo miedo está implícito en la segunda, y todo amor en la primera. 15El conflicto es, por lo tanto, entre el amor y el miedo.
4. Ya hemos dicho que crees que no puedes controlar el miedo porque tú mismo lo inventaste, y tu creencia en él parece ponerlo fuera de tu control. 2Sin embargo, todo intento de resolver el error tratando de dominar el miedo es inútil. 3De hecho, eso no hace más que corroborar su poder, al asumir que necesita ser domi­nado. 4La verdadera solución descansa enteramente en alcanzar el dominio por medio del amor. 5En el ínterin, no obstante, la sensa­ción de conflicto es inevitable, ya que te has colocado a ti mismo en una posición en la que crees en el poder de algo que no existe.
5. La nada y el todo no pueden coexistir. 2Creer en uno es negar el otro. 3El miedo no es nada realmente y el amor lo es todo. 4Siempre que la luz irrumpe en la oscuridad, la oscuridad de­saparece. 5Lo que tú crees, es cierto para ti. 6En este sentido la separación ha ocurrido, y negarlo sería utilizar incorrectamente la negación. 7Concentrarse en el error, no obstante, no es más que otro error. 8El procedimiento correctivo inicial consiste en reco­nocer temporalmente que hay un problema, mas sólo como señal de que tiene que ser corregido de inmediato. 9Esto da lugar a un estado mental en el que la Expiación puede ser aceptada sin demora. 10Debe señalarse, no obstante, que, en última instancia, no puede haber transigencia alguna entre lo que lo es todo y lo que no es nada. 11El tiempo es esencialmente un recurso por medio del cual se puede abandonar toda idea de transigencia al respecto. 12Este proceso parece ser gradual debido únicamente a que el tiempo en sí comprende intervalos que no existen. 13La creación falsa hizo que esto fuese necesario como recurso de corrección. 14La aseveración: "Porque tanto amó Dios al mundo que le dio Su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, mas tenga vida eterna" necesita solamente una leve corrección para que tenga sentido en este contexto: "Se lo dio a Su unigénito Hijo”.
6. Debe observarse con especial atención que Dios tiene solamente un Hijo. 2Si todas las creaciones de Dios son Hijos Suyos, cada una de ellas tiene que ser parte integral de toda la Filiación. 3La Filia­ción, en su unicidad*, transciende la suma de sus partes. 4Este hecho, no obstante, queda velado mientras falte una sola de ellas. 5Por eso es por lo que, en última instancia, el conflicto no se puede resolver hasta que todas las partes de la Filiación hayan retor­nado. 6Sólo entonces podrá comprenderse lo que, en el verdadero sentido de la palabra, significa la plenitud. 7Cualquier parte de la Filiación puede creer, en el error o en la incompleción si así lo elige. 8Sin embargo, si lo hace, estará creyendo en la existencia de algo que no existe. 9Lo que corrige este error es la Expiación.
7. Ya he hablado brevemente acerca de la condición de estar listo, pero tal vez pueda ser útil mencionar aquí algunos puntos adicio­nales. 2Estar listo es sólo el prerequisito para que se pueda lograr algo. 3No se debe confundir una cosa con la otra. 4Tan pronto como se da la condición de estar listo, también se da, en cierta medida, el deseo de querer lograr algo, si bien éste no es necesa­riamente un deseo indiviso. 5Dicha condición de estar listo no es más que el potencial para que pueda tener lugar un cambio de mentalidad. 6La confianza no puede desarrollarse plenamente hasta que no se haya alcanzado un dominio total. 7Hemos tratado ya de corregir el error fundamental de que es posible dominar el miedo, y hemos enfatizado que el verdadero dominio sólo se puede alcanzar por medio del amor. 8Estar listo es sólo el comienzo de la confianza. 9Tal vez pienses que esto implica que tiene que transcurrir mucho tiempo entre el momento en que estás listo y aquel en el que alcanzas el dominio, pero permíteme recordarte que el tiempo y el espacio están bajo mi control.

VIII. El significado del juicio Final
1. Una de las maneras en que puedes corregir la confusión entre la magia y los milagros es recordando que tú no te creaste a ti mismo. 2Tiendes a olvidarte de esto cuando te vuelves egocén­trico, lo cual te coloca en una posición en la que es prácticamente inevitable creer en la magia. 3Tu voluntad de crear te fue dada por tu Creador, Quien estaba expresando esa misma Voluntad en Su creación. 4Puesto que la capacidad de crear reside en la mente, todo lo que creas es necesariamente una cuestión de voluntad. 5De ello se desprende también que lo que haces por tu cuenta es real para ti, mas no lo es en la Mente de Dios. 6Esta distinción básica conduce directamente al verdadero significado del Juicio Final.
2. El juicio Final es una de las ideas más atemorizantes de tu sis­tema de pensamiento. 2Eso se debe a que no entiendes lo que es. 3Juzgar no es un atributo de Dios. 4El Juicio Final se originó a raíz de la separación como uno de los muchos recursos de aprendizaje que se incluyeron en el plan general. 5Del mismo modo en que la separación abarcó un período de millones de años, así el juicio Final se extenderá por un período igualmente largo, o tal vez aún más largo. 6Su duración, no obstante, puede acortarse enorme­mente mediante los milagros, el recurso que acorta el tiempo, pero que no lo abole. 7Si un número suficiente de nosotros llega a alcanzar una mentalidad verdaderamente milagrosa, este proceso de acortar el tiempo puede llegar a ser virtualmente inconmensu­rable. 8Es esencial, no obstante, que te liberes a ti mismo del miedo cuanto antes, pues tienes que escapar del conflicto si es que has de llevar paz a otras mentes.
3. Por lo general, se considera al juicio Final como un proceso que Dios emprendió. 2Pero en realidad son mis hermanos quienes lo emprenderán con mi ayuda. 3El Juicio Final es la última curación, en vez de un reparto de castigos, por mucho que pienses que los castigos son merecidos. 4El castigo es un concepto completamente opuesto a la mentalidad recta, y el objetivo del juicio Final es restituirte tu mentalidad recta. 5Se podría decir que el juicio Final es un proceso de correcta evaluación. 6Significa simplemente que todos llegarán por fin a entender qué es lo que tiene valor y qué es lo que no lo tiene. 7Después de que esto ocurra, la capacidad para elegir podrá ser dirigida racionalmente. 8Pero hasta que no se haga esa distinción, las oscilaciones entre la voluntad libre y la aprisionada no podrán sino continuar.
4. El primer paso hacia la libertad comprende separar lo falso de lo verdadero. 2Éste es un proceso de separación en el sentido cons­tructivo de la palabra, y refleja el verdadero significado del Apo­calipsis. 3Al final cada cual contemplará sus propias creaciones y elegirá conservar sólo lo bueno, tal como Dios Mismo contempló lo que había creado y vio que era bueno. 4A partir de ahí, la mente podrá comenzar a contemplar sus propias creaciones con amor por razón del mérito que tienen. 5Al mismo tiempo, la mente repudiará inevitablemente sus creaciones falsas que, en ausencia de la creencia que las originó, dejarán de existir.
5. El término "Juicio Final" asusta no sólo porque ha sido proyec­tado sobre Dios, sino también por la asociación de la palabra "final" con la muerte. 2Éste es un ejemplo sobresaliente de la per­cepción invertida. 3Si se examina objetivamente el significado del juicio Final, queda muy claro que en realidad es el umbral de la vida. 4Nadie que viva atemorizado puede estar realmente vivo. 5No te puedes someter a ti mismo a tu propio juicio final porque tú no te creaste a ti mismo. 6Puedes, no obstante, aplicarlo signifi­cativamente, y en cualquier momento, a todo lo que has fabri­cado, y retener en la memoria sólo lo creativo y lo bueno. 7Eso es lo que tu mentalidad recta no puede sino dictar. 8El único propó­sito del tiempo es "darte tiempo" para alcanzar ese juicio, 9el cual no es otra cosa que el juicio perfecto con respecto a tus propias creaciones perfectas. 10Cuando todo lo que retengas en la memo­ria sea digno de amor, no habrá ninguna razón para que sigas teniendo miedo. 11Ése es tu papel en la Expiación.

Capítulo 3
LA PERCEPCIÓN INOCENTE

I. Expiación sin sacrificio
1. Hay otro punto que debe quedar perfectamente claro antes de que pueda desaparecer cualquier residuo de temor que aún esté asociado con los milagros. 2La crucifixión no estableció la Expia­ción; fue la resurrección la que lo hizo. Son muchos los cristianos sinceros que no han entendido esto correctamente. 4Nadie que esté libre de la creencia en la escasez podría cometer tal equivoca­ción. 5Si se examina la crucifixión desde un punto de vista inver­tido, parece como si Dios hubiese permitido, e incluso fomentado, el que uno de Sus Hijos sufriese por ser bueno. 6Esta desafortu­nada interpretación, que surgió como resultado de la proyección, ha llevado a muchas personas a vivir sumamente atemorizadas de Dios. 7Tales conceptos anti-religiosos se infiltran en muchas reli­giones. 8El auténtico cristiano, sin embargo, debería hacer una pausa y preguntarse: "¿Cómo iba a ser posible esto? 9¿Cómo iba a ser posible que Dios Mismo fuese capaz de albergar el tipo de pensamiento que Sus Propias palabras han señalado claramente que es indigno de Su Hijo?"
2. La mejor defensa, como de costumbre, consiste en no atacar la posición de otro, sino más bien en proteger la verdad. 2No es muestra de gran sensatez aceptar un concepto si para justificarlo tienes que invertir todo un marco de referencia. 3Este procedi­miento es doloroso en sus aplicaciones menores, y verdadera­mente trágico en una escala mayor. 4Con frecuencia la persecución termina siendo un intento de "justificar" la terrible y errónea per­cepción de que Dios Mismo persiguió a Su Propio Hijo en nombre de la salvación. 5Ni siquiera las mismas palabras tienen sentido. 6Superar esto ha sido sumamente difícil, pues si bien este error no es más difícil de corregir que cualquier otro, son muchos los que no han estado dispuestos a abandonarlo en vista de su eminente valor como defensa. 7Un ejemplo menos dramático es el del padre que dice: "Esto me duele a mí más que a ti", y se siente exonerado al darle una paliza a su hijo. 8¿Crees que nuestro Padre piensa realmente así? 9Es tan esencial eliminar cualquier pensamiento de este tipo que debemos asegurarnos de que nada semejante permanezca en tu mente. 10Yo no fui "castigado" porque tú fueses malo. 11La lección completamente benévola que la Expiación enseña se echa a perder si se mancilla con cualquiera de las formas en que esta clase de distorsión se manifiesta.
3. La afirmación: "Mía es la venganza, dice el Señor" es una per­cepción falsa mediante la cual uno le atribuye a Dios su propio pasado "malvado". 2Ese pasado "malvado" no tiene nada que ver con Dios. 3Él no lo creó, ni tampoco lo sustenta. 4Dios no cree en el castigo. 5Su Mente no crea de esa manera. 6Dios no tiene nada contra ti por razón de tus "malas" acciones. 7¿Cómo sería posible entonces que me hubiese acusado a mí por ellas? 8Asegúrate de que reconoces cuán absolutamente imposible es esta suposición, y también de que procede enteramente de la proyección. 9Este tipo de error es responsable de una multitud de errores similares, incluyendo la creencia de que Dios rechazó a Adán y lo expulsó del jardín del Edén. 10Quizá por eso piensas a veces que no te estoy guiando bien. 11He tomado las máximas precauciones para usar palabras que sean casi imposible de distorsionar, pero siem­pre es posible tergiversar los símbolos si así se desea.
4. El sacrificio es una noción que Dios desconoce por completo. 2Procede únicamente del miedo, y los que tienen miedo pueden ser crueles. 3Cualquier forma de sacrificio es una violación de mi exhortación de que debes ser misericordioso al igual como nues­tro Padre en el Cielo lo es. 4A muchos cristianos les ha resultado difícil darse cuenta de que esto les atañe a ellos. 5Los buenos maestros nunca aterrorizan a sus estudiantes. 6Aterrorizar es ata­car, y como resultado de ello se produce un rechazo de lo que el maestro ofrece, 7malográndose así el aprendizaje.
5. Se me ha llamado correctamente "el cordero de Dios que quita los pecados del mundo", mas quienes representan al cordero man­chado de sangre no entienden el significado del símbolo. 2Si se entiende correctamente, es un símbolo muy simple que habla de mi inocencia. 3El león y el cordero tendidos el uno junto al otro simbolizan que la fuerza y la inocencia no están en conflicto, sino que viven naturalmente en paz. 4"Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios" es otra forma de decir lo mismo. 5Una mente pura conoce la verdad y en eso radica su fuerza. 6No confunde la destrucción con la inocencia porque aso­cia la inocencia con la fuerza y no con la debilidad.
6. La inocencia es incapaz de sacrificar nada porque la mente ino­cente dispone de todo y sólo se esfuerza por proteger su plenitud. 2No puede proyectar. 3Tan sólo puede honrar a otras mentes por­que honrar a otros es el saludo natural de los verdaderamente amados hacia los que son como ellos. 4El cordero "quita los peca­dos del mundo" en el sentido de que el estado de inocencia, o gracia, es uno en que el significado de la Expiación es perfecta­mente obvio. 5La Expiación carece por completo de ambigüedad. 6Es perfectamente inequívoca porque existe en la luz. 7Única­mente los intentos de ocultarla en las tinieblas han hecho que sea inaccesible para aquellos que eligen no ver.
7. La Expiación de por sí sólo irradia verdad. 2Es, por lo tanto, el epítome de la mansedumbre y derrama únicamente bendiciones. 3No podría hacer eso si procediese de cualquier otra fuente que no fuese la perfecta inocencia. 4La inocencia es sabiduría porque no tiene conciencia del mal; y el mal no existe. 5No obstante, es per­fectamente consciente de todo lo que es verdad. 6La resurrección demostró que nada puede destruir a la verdad. 7El bien puede resistir cualquier clase de mal, al igual que la luz disipa cualquier clase de oscuridad. 8La Expiación es, por lo tanto, la lección per­fecta. 9Es la demostración concluyente de que todas las demás lecciones que enseñé son ciertas. 10Si puedes aceptar esta generali­zación ahora, no tendrás necesidad de aprender muchas otras lec­ciones de menor importancia. 11Basta con que creas esto para que te liberes de todos tus errores.
8. La inocencia de Dios es el verdadero estado mental de Su Hijo. 2En ese estado tu mente conoce a Dios, pues Dios no es algo sim­bólico; Dios es un Hecho. 3Cuando conoces a Su Hijo tal como es, te das cuenta de que la Expiación, y no el sacrificio, es la única ofrenda apropiada para el altar de Dios, en el que sólo la perfección tiene cabida. 4El entendimiento de los inocentes es la verdad. 5Por eso es por lo que sus altares son verdaderamente radiantes.

II. Los milagros y la percepción verdadera
1. He afirmado que los conceptos básicos a los que este curso hace referencia no admiten grados. 2Algunos conceptos fundamentales no pueden entenderse en función de sus opuestos. 3Es imposible concebir la luz y la oscuridad, o todo y nada, como posibilidades compatibles. 4Estos conceptos son o completamente verdaderos o completamente falsos. 5Es esencial que te des cuenta de que tu pensamiento seguirá siendo errático hasta que te comprometas firmemente con la luz o con la oscuridad. 6No obstante, un com­promiso firme con la oscuridad o con la nada, es imposible. 7No hay nadie que haya vivido que no haya experimentado alguna luz o alguna cosa. 8Nadie es capaz, pues, de negar completamente la verdad, aunque piense que puede.
2. La inocencia no es un atributo parcial. 2No es real hasta que es total. 3Los que son parcialmente inocentes a veces tienden a actuar neciamente. 4Su inocencia no pasa a ser sabiduría hasta que no se convierte en un punto de vista de aplicación universal. 5La per­cepción verdadera, o percepción inocente, significa que nunca percibes falsamente y que siempre ves correctamente. 6Dicho de una manera más llana, significa que nunca ves lo que no existe y siempre ves lo que sí existe.
3. Cuando no tienes confianza en lo que alguien va a hacer, estás dando testimonio de tu creencia de que esa persona no está en su mente recta. 2Difícilmente puede ser ése un marco de referencia basado en el milagro. 3Esa falta de confianza produce asimismo el efecto desastroso de negar el poder del milagro. 4El milagro percibe todo tal como es. 5Si lo único que existe es la verdad, lo único que la mentalidad recta puede ver es perfección. 6He dicho que sólo lo que Dios crea o lo que tú creas con la misma Voluntad existe realmente. 7Eso es, pues, lo único que los inocentes pueden ver. 8Los inocentes no adolecen de una percepción distorsionada. 4. Tienes miedo de la Voluntad de Dios porque has usado tu mente, que Él creó a semejanza de la Suya Propia, para crear falsa­mente. 2La mente sólo puede crear falsamente cuando cree que no es libre. 3Una mente "aprisionada" no es libre porque está poseí­da, o refrenada, por sí misma. 4Está, por lo tanto, limitada, y la voluntad no es libre de afirmarse a sí misma. 5Ser uno es ser de una misma mente o voluntad. 6Cuando la Voluntad de la Filiación y la del Padre son una, la perfecta armonía entre ellas es el Cielo.
5. Nada puede prevalecer contra un Hijo de Dios que encomienda su espíritu en las Manos de su Padre. 2Al hacer esto, la mente despierta de su sueño y recuerda a su Creador. 3Toda sensación de separación desaparece. 4El Hijo de Dios es parte de la Santísima Trinidad, pero la Trinidad en sí es una sola entidad. 5No hay con­fusión entre Sus Niveles porque éstos son de una sola Mente y de una sola Voluntad. 6Este propósito único crea perfecta integración y establece la paz de Dios. 7Pero esta visión sólo la pueden perci­bir los verdaderamente inocentes, 8quienes al ser puros de cora­zón, defienden la verdadera percepción en vez de defenderse de ella. 9Puesto que entienden la lección de la Expiación no tienen el deseo de atacar, y, por lo tanto, pueden ver correctamente. 10Esto es lo que la Biblia quiere decir con: "Cuando Él aparezca (o sea percibido) seremos como Él, pues lo veremos tal como Él es
6. La manera de corregir las distorsiones es dejando de tener fe en ellas y depositándola únicamente en lo que es verdad. 2No puedes hacer que lo que no es verdad lo sea. 3Si estás dispuesto a aceptar aquello que es verdad en todo lo que percibes, dejas que sea verdad para ti. 4La verdad supera todo error, y aquellos que viven inmersos en el error y en la vacuidad jamás pueden encon­trar consuelo duradero. 5Cuando percibes correctamente cance­las tus percepciones falsas y las de los demás simultáneamente. 6Puesto que los ves tal como son, les ofreces tu aceptación de su verdad para que ellos puedan aceptarla en sí mismos. 7Ésta es la curación que el milagro produce.

III. Percepción y conocimiento
1. Hemos estado haciendo hincapié en la percepción, y apenas hemos hablado del conocimiento. 2Esto ha sido así porque la per­cepción tiene que ser corregida antes de que puedas llegar a saber nada. 3Saber es tener certeza. 4La incertidumbre significa que no sabes. 5El conocimiento es poder porque goza de certeza, y la certeza es fuerza. 6La percepción es temporal. 7Al ser un atributo de la creencia en el espacio y en el tiempo, es susceptible de producir miedo o amor. 8Las percepciones falsas producen miedo y las ver­daderas fomentan el amor, mas ninguna de ellas brinda certeza porque toda percepción está sujeta a cambios. 9Por eso es por lo que la percepción no es conocimiento. 10La verdadera percepción es la base del conocimiento, pero gozar de conocimiento es la afir­mación de la verdad y esto se encuentra allende cualquier percep­ción.
2. Todas tus dificultades proceden del hecho de que no te recono­ces a ti mismo, ni reconoces a tu hermano, ni reconoces a Dios. 2Reconocer significa "conocer de nuevo", implicando que antes gozabas de conocimiento. 3Puedes ver de muchas maneras debido a que la percepción entraña interpretación, y eso quiere decir que no es íntegra ni consistente. 4El milagro, al ser una manera de percibir, no es conocimiento. 5Es la respuesta correcta a una pre­gunta, mas cuando sabes no preguntas. 6El primer paso en el proceso de deshacer lo ilusorio es cuestionarlo. 7El milagro -la res­puesta correcta- lo corrige. 8Dado que las percepciones cambian, su dependencia del tiempo es obvia. 9La forma en que percibes en cualquier momento dado determina tu comportamiento, y las acciones sólo pueden ocurrir en el tiempo. 10El conocimiento es intemporal porque la certeza es algo incuestionable. 11Cuando dejas de hacer preguntas es que ya has alcanzado el conocimiento. 3. La mente que cuestiona se percibe a sí misma en el tiempo, y, por lo tanto, busca respuestas para el futuro. 2La mente no recep­tiva, por el contrario, cree que el futuro va a ser igual que el presente. 3Eso da lugar a un estado de aparente estabilidad que es normalmente un intento de contrarrestar el miedo subyacente de que el futuro va a ser peor que el presente. 4Este miedo coarta enteramente la tendencia a cuestionar.
4. La verdadera visión es la percepción natural de la visión espiri­tual, pero es todavía una corrección en vez de un hecho. 2La visión espiritual es simbólica, y, por lo tanto, no es un instrumento de conocimiento. 3Es, no obstante, un medio de percepción correcta, lo cual la sitúa dentro del propio ámbito del milagro. 4Una "visión de Dios" sería un milagro más que una revelación. 5El hecho en sí de que la percepción esté involucrada demuestra que la experien­cia no pertenece a la esfera del conocimiento. 6De ahí que las visio­nes, por muy santas que sean, son efímeras.
5. La Biblia te exhorta a que te conozcas a ti mismo, o, lo que es lo mismo, a que tengas certeza. 2La certeza es siempre algo propio de Dios. 3Cuando amas a alguien lo has percibido tal como es, y esto te permite conocerlo. 4Hasta que primero no lo percibas tal como es no lo podrás conocer. 5Mientras sigas cuestionando lo que él es, estarás implicando claramente que no conoces a Dios. 6La certeza no requiere acción. 7Cuando dices que estás actuando basándote en tu conocimiento, estás confundiendo el conoci­miento con la percepción. 8El conocimiento provee la fuerza para el pensamiento creativo, no para la acción recta. 9La percepción, el milagro y la acción están estrechamente vinculados. 10El cono­cimiento es el resultado de la revelación y genera sólo pensa­miento. 11La percepción, aun en su forma más espiritualizada, incluye al cuerpo. 12El conocimiento procede del altar interno y es intemporal porque goza de certeza. 13No es lo mismo percibir la verdad que conocerla.
6. Una percepción correcta es necesaria antes de que Dios pueda comunicarse directamente con Sus altares, los cuales Él estableció en Sus Hijos. 2En dichos altares es donde Él puede comunicar Su certeza, y Su conocimiento inevitablemente brindará paz. 3Dios no es un extraño para Sus Hijos, ni Sus Hijos son extraños entre sí. 4El conocimiento precedió tanto a la percepción como al tiempo, y finalmente los reemplazará. 5Ése es el verdadero signi­ficado de "el Alfa y la Omega, el principio y el fin" y de "Antes de que Abraham naciese, era yo". 6La percepción puede y debe ser estabilizada, pero el conocimiento ya es estable. 7"Teme a Dios y observa Sus mandamientos" pasa a ser "Conoce a Dios y acepta Su certeza."
7. Si atacas el error que ves en otro, te harás daño a ti mismo. 2No puedes conocer a tu hermano si lo atacas. 3Los ataques siempre se lanzan contra extraños. 4Al percibir falsamente a tu hermano lo conviertes en un extraño, y, por lo tanto, no puedes conocerlo. 5Le tienes miedo porque lo has convertido en un extraño. 6Percíbelo correctamente para que lo puedas conocer. 7En la creación de Dios no hay extraños. 8Para poder crear como Él creó tan sólo puedes crear lo que conoces, y lo que, por lo tanto, aceptas como tuyo. 9Dios conoce a Sus Hijos con absoluta certeza. 10Los creó conociéndolos. 11Los reconoce perfectamente. 12Cuando ellos no se reconocen entre sí, no lo reconocen a Él.

IV. El error y el ego
1. Las capacidades que ahora posees no son sino sombras de tu verdadera fuerza. 2Todas las funciones que ahora tienes están divididas y son susceptibles de ser cuestionadas y puestas en duda. 3Esto se debe a que no tienes certeza acerca de cómo vas a usarlas, y, por consiguiente, el conocimiento queda vedado para ti. 4Y éste te está asimismo vedado porque todavía percibes sin amor. 5Antes de que la separación introdujese las nociones de gra­dos, aspectos e intervalos, la percepción no existía. 6El espíritu no tiene niveles, y todo conflicto surge como consecuencia del con­cepto de niveles. 7Sólo los Niveles de la Trinidad gozan de Uni­dad. 8Los niveles creados por la separación no pueden sino estar en conflicto. 9Ello se debe a que ninguno de ellos significa nada para los demás.
2. La conciencia -el nivel de la percepción- fue la primera divi­sión que se introdujo en la mente después de la separación, con­virtiendo a la mente de esta manera en un instrumento preceptor en vez de en un instrumento creador. 2La conciencia ha sido correc­tamente identificada como perteneciente al ámbito del ego. 3El ego es un intento erróneo de la mente de percibirte tal como deseas ser, en vez de como realmente eres. 4Sin embargo, sólo te puedes conocer a ti mismo como realmente eres, ya que de eso es de lo único que puedes estar seguro. 5Todo lo demás es cuestionable.
3. El ego es el aspecto inquisitivo del ser que surgió después de la separación, el cual fue fabricado en vez de creado. 2Es capaz de hacer preguntas, pero no de percibir respuestas significativas, ya que éstas entrañan conocimiento y no se pueden percibir. 3La mente está, por consiguiente, confusa porque sólo la Mentalidad­-Uno está exenta de confusión. 4Una mente separada o dividida no puede sino estar confundida. 5Tiene necesariamente que sentirse incierta acerca de lo que es. 6Y no puede sino estar en conflicto, puesto que está en desacuerdo consigo misma. 7Esto hace que sus aspectos sean extraños entre sí, y ésta es la esencia de la condición propensa al miedo en la que el ataque siempre tiene cabida. 8Tal como te percibes tienes todas las razones del mundo para sentirte atemorizado. 9De ahí que no te puedas liberar del miedo hasta que no te des cuenta, no sólo de que no te creaste a ti mismo, sino de que tampoco habrías podido hacerlo. 10Nunca podrás hacer que tus percepciones falsas sean verdaderas, y tu creación no se ve afectada en modo alguno por tu error. 11Por eso es por lo que, en última instancia, tienes que optar por subsanar la separación.
4. No se debe confundir a la mente que goza de conocimiento con la mentalidad recta, ya que sólo esta última está vinculada a la percepción verdadera. 2Puedes tener una mentalidad recta o una mentalidad errada, y aun esto es cuestión de grados, lo cual demuestra claramente que ninguna de ellas tiene nada que ver con el conocimiento. 3El término "mentalidad recta" se debe entender como aquello que corrige la "mentalidad errada", y se refiere al estado mental que induce a una percepción fidedigna. 4Es un estado de mentalidad milagrosa porque sana la percep­ción errónea, lo cual es ciertamente un milagro en vista de como te percibes a ti mismo.
5. La percepción siempre entraña algún uso inadecuado de la mente, puesto que la lleva a áreas de incertidumbre. 2La mente es muy activa. 3Cuando elige estar separada, elige percibir. 4Hasta ese momento su voluntad es únicamente gozar de conocimiento. 5Una vez que ha elegido percibir, no puede sino elegir ambigua­mente, y la única forma de escaparse de la ambigüedad es me­diante una percepción clara. 6La mente retorna a su verdadera función únicamente cuando su voluntad es gozar de conoci­miento. 7Esto la pone al servicio del espíritu, donde la percepción cambia. 8La mente elige dividirse a sí misma cuando elige inven­tar sus propios niveles. 9Pero no puede separarse completamente del espíritu, ya que de éste es de donde deriva todo su poder para fabricar o para crear. 10Aun en la creación falsa la mente está afir­mando su Origen, pues, de otro modo, simplemente dejaría de existir. 11Esto último, no obstante, es imposible, ya que la mente le pertenece al espíritu que Dios creó, y que, por lo tanto, es eterno.
6. La capacidad de percibir hizo que el cuerpo fuese posible, ya que tienes que percibir algo y percibirlo con algo. 2Por eso es por lo que la percepción siempre entraña un intercambio o interpreta­ción que el conocimiento no requiere. 3La función interpretativa de la percepción, que es una forma de creación distorsionada, te permitió entonces llegar a la conclusión de que tú eres tu cuerpo, en un intento de escapar del conflicto que tú mismo habías provo­cado. 4El espíritu, que goza de absoluto conocimiento, no pudo avenirse a esta pérdida de poder, ya que es incapaz de albergar oscuridad. 5Esto hizo que el espíritu fuese casi inaccesible a la mente y completamente inaccesible al cuerpo. 6A partir de ahí, se percibió al espíritu como una amenaza, puesto que la luz disipa la oscuridad al mostrarte simplemente que ésta no se encuentra ahí. 7La verdad siempre prevalecerá sobre el error de este modo. 8No puede ser éste un proceso activo de corrección porque, como ya he puesto de relieve, el conocimiento no hace nada. 9Puede ser percibido como un agresor, pero no puede atacar. 10Lo que tú per­cibes como su ataque es tu propio vago reconocimiento de que el conocimiento siempre se puede recordar, al no haber sido jamás destruido.
7. Dios y Sus creaciones permanecen a salvo, y saben, por lo tanto, que no existe ninguna creación falsa. 2La verdad no puede lidiar con los errores que tú deseas conservar. 3Yo fui un hombre que recordó al espíritu y su conocimiento. 4Como hombre no traté de contrarrestar los errores con el conocimiento, sino de corregir el error de raíz. 5Demostré tanto la impotencia del cuerpo como el poder de la mente. 6Al unir mi voluntad con la de mi Creador, recordé naturalmente al espíritu y su verdadero propósito. 7Yo no puedo unir tu voluntad a la de Dios por ti, pero puedo borrar todas las percepciones falsas de tu mente si la pones bajo mi tutela. 8Sólo tus percepciones falsas se interponen en tu camino. 9Sin ellas, no hay duda de la alternativa que elegirías. 10Pues una percepción sana induce a una elección sana. 11No puedo elegir por ti, pero puedo ayudarte a que elijas correctamente. 12"Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos" debería rezar: "Todos son llamados, pero son pocos los que eligen escuchar." 13Por lo tanto, no eligen correctamente. 14Los "escogidos" son sencillamente los que eligen correctamente más pronto. 15Las mentes sanas pueden hacer esto ahora, y al hacerlo hallarán descanso para sus almas. 16Dios te conoce sólo en paz, y ésa es tu única realidad.

V. Más allá de la percepción
1. He dicho que las capacidades que ahora posees no son sino sombras de tu verdadera fortaleza, y que la percepción, que es intrínsecamente enjuiciadora, comenzó sólo después de la separa­ción. 2Desde entonces nadie ha estado seguro de nada. 3He dejado claro asimismo que la resurrección fue el medio para regresar al conocimiento, lo cual se logró mediante la unión de mi voluntad con la de mi Padre. 4Es oportuno ahora establecer una distinción que ha de clarificar algunos de los postulados que se presentarán más adelante.
2. Desde que se produjo la separación ha habido una gran confu­sión entre las palabras "crear" y "fabricar" : 2Cuando fabricas algo, lo haces como resultado de una sensación específica de carencia o de necesidad. 3Nada que se haya hecho con un propósito especí­fico tiene la capacidad de poder generalizarse. 4Cuando haces algo para remediar lo que percibes como una insuficiencia, estás afirmando tácitamente que crees en la separación. 5El ego ha inventado un gran número de sistemas de pensamiento ingenio­sos con ese propósito. 6Mas ninguno de ellos es creativo. 7La inventiva, aun en su manifestación más ingeniosa, es un esfuerzo en vano. 8Su naturaleza sumamente específica apenas se compara con la creatividad abstracta de las creaciones de Dios.
3. El conocimiento, como ya hemos observado, no conduce a la acción. 2Tu confusión entre tu verdadera creación y lo que has hecho de ti mismo es tan grande que se te ha hecho literalmente imposible saber nada. 3El conocimiento es siempre estable, y es evidente que tú no lo eres. 4Aun así, eres perfectamente estable tal como Dios te creó. 5En ese sentido, cuando tu comportamiento es inestable, estás en desacuerdo con la Idea que Dios tiene acerca de tu creación. 6Puedes hacer esto si así lo eliges, mas no querrías hacerlo si estuvieses en tu mente recta.
4. La pregunta fundamental que continuamente te haces no pue­des propiamente dirigírtela a ti mismo. 2Continúas preguntán­dote qué es lo que eres, 3lo cual implica no sólo que sabes la respuesta, sino que es a ti a quien le corresponde proveerla. 4No obstante, es imposible que puedas percibirte a ti mismo correcta­mente. 5No tienes una imagen que puedas percibir. 6La palabra "imagen" está siempre vinculada a la percepción y no forma parte del conocimiento. 7Las imágenes son simbólicas y representan algo diferente de ellas mismas. 8La idea de "cambiar tu imagen" reconoce el poder de la percepción, pero implica también que no hay nada estable en ti que se pueda conocer.
5. El conocimiento no está sujeto a interpretaciones. 2Puedes tratar de "interpretar" el significado de algo, pero en eso siempre existe la posibilidad de equivocarse porque se refiere a la percepción que se tiene del significado. 3Tales incongruencias son el resultado de tus intentos de considerarte a ti mismo separado y no-separado al mismo tiempo. 4Es imposible incurrir en una confusión tan funda­mental sin aumentar aún más tu confusión general. 5Tu mente podrá haber llegado a ser muy ingeniosa, pero como siempre ocu­rre cuando el método y el contenido están en desacuerdo, la usas en un fútil intento de escaparte de un callejón sin salida. 6La inge­niosidad no tiene nada que ver con el conocimiento, pues el cono­cimiento no requiere ingeniosidad. 7El pensamiento ingenioso no es la verdad que te hará libre, pero te librarás de la necesidad de usarlo una vez que estés dispuesto a prescindir de él.
6. La oración es una forma de pedir algo. 2Es el vehículo de los milagros. 3Mas la única oración que tiene sentido es la del perdón porque los que han sido perdonados lo tienen todo. 4Una vez que se ha aceptado el perdón, la oración, en su sentido usual, deja de tener sentido. 5La oración del perdón no es más que una petición para que puedas reconocer lo que ya posees. 6Cuando elegiste la percepción en vez del conocimiento, te colocaste en una posición en la que sólo percibiendo milagrosamente podías parecerte a tu Padre. 7Has perdido el conocimiento de que tú mismo eres un milagro de Dios. 8La creación es tu Fuente y es también la única función que verdaderamente tienes.
7. La afirmación "Dios creó al hombre a imagen y semejanza pro­pia" necesita ser reinterpretada. 2"Imagen" puede entenderse como "pensamiento", y "semejanza" como "de una calidad semejante." 3Dios efectivamente creó al espíritu en Su Propio Pensa­miento y de una calidad semejante a la Suya Propia. 4No hay nada más. 5La percepción, por otra parte, no puede tener lugar sin la creencia en "más" y en "menos". 6La percepción entraña selectivi­dad a todo nivel. 7Es un proceso continuo de aceptación y rechazo, de organización y reorganización, de substitución y cam­bio. 8Evaluar es un aspecto esencial de la percepción, ya que para poder seleccionar es necesario juzgar.
8. ¿Qué le ocurre a la percepción en ausencia de juicios, o de nada que no sea perfecta igualdad? 2Percibir se vuelve imposible. 3La verdad sólo se puede conocer. 4Toda ella es igualmente verdadera, y, conocer cualquier parte de ella es conocerla en su totalidad. 5Unicamente la percepción entraña una conciencia parcial. 6El conocimiento transciende las leyes que gobiernan la percepción porque un conocimiento parcial es imposible. 7El conocimiento es uno y no tiene partes separadas. 8Tú que eres realmente uno con él, sólo necesitas conocerte a ti mismo para que tu conocimiento sea total. 9Conocer el milagro de Dios es conocerlo a Él.
9. El perdón es lo que sana la percepción de la separación. 2Es necesario que percibas correctamente a tu hermano debido a que las mentes han elegido considerarse a sí mismas como entidades separadas. 3El espíritu tiene absoluto conocimiento de Dios. 4En eso radica su poder milagroso. 5El hecho de que cada uno de nosotros disponga de ese poder en su totalidad es una condición enteramente ajena al pensar del mundo. 6El mundo cree que si alguien lo tiene todo, no queda nada para los demás. 7Mas los milagros de Dios son tan totales como Sus Pensamientos porque son Sus Pensamientos.
10. Mientras continúe habiendo percepción, la oración será necesa­ria. 2Puesto que la percepción se basa en la escasez, los que perci­ben no han aceptado totalmente la Expiación ni se han entregado a la verdad. 3La percepción se basa en un estado de separación, así que todo aquel que de alguna manera percibe, tiene necesidad de curación. 4El estado natural de los que gozan de conocimiento es la comunión, no la oración. 5Dios y Su milagro son inseparables. 6¡Cuán bellos son en verdad los Pensamientos de Dios que viven en Su Luz! 7Tu valía está más allá de la percepción porque está más allá de toda duda. 8No te percibas a ti mismo bajo ninguna otra luz. 9Conócete en la Única Luz en la que el milagro que eres se alza en perfecta claridad.

VI. Los juicios y el problema de la autoridad
1. Hemos hablado ya del juicio Final, aunque no con gran detalle. 2Después del juicio Final no habrá ningún otro. 3Dicho juicio es simbólico porque más allá de la percepción no hay juicios. 4Cuando la Biblia dice "No juzguéis y no seréis juzgados" lo que quiere decir es que si juzgas la realidad de otros no podrás evitar juzgar la tuya propia.
2. La decisión de juzgar en vez de conocer es lo que nos hace perder la paz. 2Juzgar es el proceso en el que se basa la percep­ción, pero no el conocimiento. 3He hecho referencia a esto ante­riormente al hablar de la naturaleza selectiva de la percepción, y he señalado que la evaluación es obviamente su requisito previo. 4Los juicios siempre entrañan rechazo. 5Nunca ponen de relieve solamente los aspectos positivos de lo que juzgan, ya sea en ti o en otros. 6Lo que se ha percibido y se ha rechazado, o lo que se ha juzgado y se ha determinado que es imperfecto permanece en tu mente porque ha sido percibido. 7Una de las ilusiones de las que adoleces es la creencia de que los juicios que emites no tienen ningún efecto. 8Esto no puede ser verdad a menos que también creas que aquello contra lo que has juzgado no existe. 9Obvia­mente no crees esto, pues, de lo contrario, no lo habrías juzgado. 10En última instancia, no importa si tus juicios son acertados o no, 11pues, en cualquier caso, estás depositando tu fe en lo irreal. 12Esto es inevitable, independientemente del tipo de juicio de que se trate, ya que juzgar implica que abrigas la creencia de que la realidad está a tu disposición para que puedas seleccionar de ella lo que mejor te parezca.
3. No tienes idea del tremendo alivio y de la profunda paz que resultan de estar con tus hermanos o contigo mismo sin emitir juicios de ninguna clase. 2Cuando reconozcas lo que eres y lo que tus hermanos son, te darás cuenta de que juzgarlos de cualquier forma que sea no tiene sentido. 3De hecho, pierdes el significado de lo que ellos son precisamente porque los juzgas. 4Toda incerti­dumbre procede de la creencia de que es imprescindible juzgar. 5No tienes que juzgar para organizar tu vida, y definitivamente no tienes que hacerlo para organizarte a ti mismo. 6En presencia del conocimiento todo juicio queda, automáticamente suspendido, y éste es el proceso que le permite al conocimiento reemplazar a la percepción.
4. Tienes miedo de todo aquello que has percibido y te has negado a aceptar. 2Crees que por haberte negado a aceptarlo has perdido control sobre ello. 3Por eso es por lo que lo ves en pesadillas, o disfrazado bajo apariencias agradables en lo que parecen ser tus sueños más felices. 4Nada que te hayas negado a aceptar puede ser llevado a la conciencia. 5De por sí, no es peligroso, pero tú has hecho que a ti te parezca que lo es.
5. Cuando te sientes cansado es porque te has juzgado a ti mismo como capaz de estar cansado. 2Cuando te ríes de alguien es por­que has juzgado a esa persona como alguien que no vale nada. 3Cuando te ríes de ti mismo no puedes por menos que reírte de los demás, aunque sólo sea porque no puedes tolerar la idea de ser menos que ellos. 4Todo esto hace que te sientas cansado, ya que es algo básicamente descorazonador. 5No eres realmente capaz de estar cansado, pero eres muy capaz de agotarte a ti mismo. 6La fatiga que produce el juzgar continuamente es algo realmente intolerable. 7Es curioso que una habilidad tan debili­tante goce de tanta popularidad. 8No obstante, si deseas ser el autor de la realidad, te empeñarás en aferrarte a los juicios. 9También les tendrás miedo, y creerás que algún día serán usados con­tra ti. 10Sin embargo, esta creencia sólo puede existir en la medida en que creas en la eficacia de los juicios como un arma para defender tu propia autoridad.
6. Dios ofrece únicamente misericordia. 2Tus palabras deben reflejar sólo misericordia porque eso es lo que has recibido y eso es lo que deberías dar. 3La justicia es un expediente temporal, o un intento de enseñarte el significado de la misericordia. 4Es juz­gadora únicamente porque tú eres capaz de cometer injusticias.
7. He hablado de distintos síntomas, y, a ese nivel, la variedad de los mismos es casi infinita. 2Todos ellos tienen, no obstante, una sola causa: el problema de la autoridad. 3Ésta es "la raíz de todo mal". 4Cada síntoma que el ego inventa es una contradicción debido a que la mente está dividida entre el ego y el Espíritu Santo, de tal modo que cualquier cosa que el ego haga es parcial y contradictoria. 5Esta posición insostenible es el resultado del problema de la autoridad que, al aceptar como premisa el único pensamiento inconcebible, sólo puede producir ideas que a su vez son inconcebibles.
8. El problema de la autoridad es en realidad una cuestión de autoría. 2Cuando tienes un problema de autoridad, es siempre porque crees ser tu propio autor y proyectas ese engaño sobre los demás. 3Percibes entonces la situación como una en que los demás están literalmente luchando contigo para arrebatarte tu autoría. 4Éste es el error fundamental de todos aquellos que creen haber usurpado el poder de Dios. 5Esta creencia les resulta aterradora, pero a Dios ni siquiera le inquieta. 6Él está deseoso, no obstante, por erradicarla, no como un castigo para Sus Hijos, sino tan sólo porque sabe que les produce infelicidad. 7Las creaciones de Dios disponen de la verdadera Autoría, mas tú prefieres permanecer anónimo cuando eliges separarte de tu Autor. 8Al no tener certeza con respecto a Quién es tu verdadero Autor, crees que tu creación fue anónima. 9Esto te pone en una situación en la que lo único que parece tener sentido es creer que tú te creaste a ti mismo. 10La disputa acerca de quién es tu autor ha dejado a tu mente en tal estado de incertidumbre que ésta puede incluso llegar a dudar de que tú realmente existas.
9. Sólo los que abandonan todo deseo de rechazar pueden saber que es imposible que ellos puedan ser rechazados. 2No has usur­pado el poder de Dios, pero lo has perdido. 3Afortunadamente, perder algo no significa que haya desaparecido. 4Significa simple­mente que no recuerdas dónde está. 5Su existencia no depende de que puedas identificarlo, o incluso localizarlo. 6Es posible contem­plar la realidad sin juzgar y simplemente saber que está ahí.
10. La paz es el patrimonio natural del espíritu. 2Todo el mundo es libre de rechazar su herencia, pero no de establecer lo que ésta es. 3El problema que todos tienen que resolver es la cuestión funda­mental de la autoría. 4Todo miedo procede en última instancia, y a veces por rutas muy tortuosas, de negar la verdadera Autoría. 5La ofensa no es nunca contra Dios, sino contra aquellos que lo niegan. 6Negar Su Autoría es negarte a ti mismo la razón de tu paz, de modo que sólo te puedes ver a ti mismo fragmentado. 7Esta extraña percepción es el problema de la autoridad.
11. No hay nadie que de una manera u otra no se sienta aprisio­nado. 2Si ése es el resultado de su libre albedrío, tiene, por ende, que considerar que su voluntad no es libre, o, de lo contrario, el razonamiento circular de esta premisa sería evidente. 3El libre albedrío no puede sino conducir a la libertad. 4Los juicios siempre aprisionan, ya que fragmentan la realidad con las inestables balanzas del deseo. 5Los deseos no son hechos. 6Desear implica que ejercer la voluntad no es suficiente. 7Sin embargo, nadie que esté en su mente recta podría creer que lo que desea es tan real como lo que su voluntad dispone. 8En vez de "Busca primero el Reino de los Cielos" di: "Que tu voluntad sea antes que nada alcan­zar el Reino de los Cielos" y habrás dicho: "Sé lo que soy y acepto mi herencia”.

VII. Crear en contraposición a fabricar una imagen propia
1. Todo sistema de pensamiento tiene que tener un punto de par­tida. 2Empieza ya sea creando o fabricando, diferencia ésta a la que ya hemos hecho referencia. 3La semejanza entre ambas cosas reside en el poder que tienen como cimientos. 4Su diferencia, en lo que descansa sobre ellas. 5Ambas son piedras angulares de sistemas de creencias por las que uno rige su vida. 6Creer que un sis­tema de pensamiento basado en mentiras es débil es un error. 7Nada que un Hijo de Dios haya hecho carece de poder. 8Es esen­cial que te des cuenta de esto, pues, de lo contrario, no podrás escapar de la prisión que tú mismo has construido.
2. No puedes resolver el problema de la autoridad menospre­ciando el poder de tu mente. 2Hacer esto es engañarte a ti mismo, y ello te hará daño porque realmente comprendes el poder de la mente. 3Comprendes también que no puedes debilitarla, de la misma manera en que tampoco puedes debilitar a Dios. 4El "dia­blo" es un concepto aterrador porque parece ser sumamente poderoso y sumamente dinámico. 5Se le percibe como una fuerza que lucha contra Dios por la posesión de Sus creaciones. 6El dia­blo engaña con mentiras, y erige reinos en los que todo está en directa oposición a Dios. 7Sin embargo, atrae a los hombres en vez de repelerlos, y éstos están dispuestos a "venderle" sus almas a cambio de regalos sin ningún valor. 8Esto no tiene ningún sentido.
3. Hemos hablado ya de la caída o separación, mas su significado tiene que comprenderse claramente. 2La separación es un sistema de pensamiento que si bien es bastante real en el tiempo, en la eternidad no lo es en absoluto. 3Para el creyente todas sus creen­cias son ciertas. 4En el jardín simbólico se "prohibió" la fruta de un solo árbol. 5Mas Dios no pudo haberla prohibido, o, de lo contra­rio, nadie la habría podido comer. 6Si Dios conoce a Sus Hijos, y yo te aseguro que los conoce, ¿cómo iba a ponerles en una situa­ción en la que su propia destrucción fuese posible? 7AI "árbol pro­hibido" se le llamó "el árbol del conocimiento". 8Sin embargo, Dios creó el conocimiento y se lo otorgó libremente a todas Sus creacio­nes. 9Este simbolismo se ha interpretado de muchas maneras, pero puedes estar seguro de que cualquier interpretación que con­ciba a Dios o a Sus creaciones como capaces de destruir Su Propio propósito es errónea.
4. Comer de la fruta del árbol del conocimiento es una expresión que simboliza la usurpación de la capacidad de auto-crearse. 2Solamente en este sentido no son Dios y Sus creaciones co-creado­res. 3La creencia de que lo son está implícita en el "auto-concepto", o sea, la tendencia del ser a forjar una imagen de sí mismo. 4Las imágenes sólo se pueden percibir, no conocer. 5El conocimiento no puede engañar, pero la percepción sí. 6Puedes percibirte como tu propio creador, pero lo que a lo sumo puedes hacer es creerlo. 7No puedes hacer que sea verdad. 8Y como dije anteriormente, cuando por fin percibas correctamente no podrás sino alegrarte de que así sea. 9Hasta entonces, empero, la creencia de que sí puedes es la piedra angular de tu sistema de pensamiento, y utili­zas todas tus defensas para atacar las ideas que podrían ponerla al descubierto. 10Todavía crees que eres una imagen que tú mismo fabricaste. "Tu mente está en desacuerdo con el Espíritu Santo en este punto, y no hay posibilidad de resolver esto mien­tras te empeñes en creer lo que es literalmente inconcebible. 12Ésa es la razón de que no puedas crear y de que tengas miedo de todo lo que fabricas.
5. La mente puede hacer que la creencia en la separación sea muy real y aterradora, y esta creencia es lo que es el "diablo". 2Es una idea poderosa, dinámica y destructiva que está en clara oposición a Dios debido a que literalmente niega Su Paternidad. 3Examina tu vida y observa lo que el diablo ha hecho. 4Pero date cuenta de que eso que ha hecho se desvanecerá completamente a la luz de la verdad, ya que su cimiento es una mentira. 5El hecho de que Dios te haya creado constituye el único cimiento que no puede ser debilitado, ya que la luz se encuentra en él. 6Tu punto de partida es la verdad, y tienes que retornar a tu Origen. 7Mucho se ha visto desde entonces, pero en realidad no ha ocurrido nada. 8Tu Ser no ha dejado de estar en paz, a pesar de que tu mente está en conflicto. 9Todavía no has retornado lo suficiente, y de ahí que tengas tanto miedo. 10A medida que te acercas a tu Origen, expe­rimentas el miedo a la destrucción de tu sistema de pensamiento como si se tratase del miedo a la muerte. 11Pero la muerte no existe. aLo que existe es la creencia en la muerte.6. La rama que no da fruto será cortada y se secará. 2¡Alégrate de que sea así! 3La luz brillará desde la verdadera Fuente de la vida, y tu forma de pensar quedará corregida. 4No puede ser de otra manera. 5Tú que tienes miedo de la salvación estás eligiendo la muerte. 6Vida y muerte, luz y oscuridad, conocimiento y percepción, son conceptos irreconciliables. 7Creer que se pueden re­conciliar es creer que Dios y Su Hijo no pueden reconciliarse. 8Sólo la unicidad* del conocimiento está libre de conflicto. 9Tu reino no es de este mundo porque te fue dado desde más allá de él. 10La idea de un problema de autoridad tiene sentido única­mente en este mundo. 11Al mundo no se le abandona mediante la muerte sino mediante la verdad, y la verdad sólo la pueden cono­cer aquellos para quienes el Reino fue creado, y por quienes espera
* N.T. A la palabra "unicidad", que de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Espa­ñola significa "calidad de único', se le ha dado aquí un nuevo significado. En la presente obra se ha utilizado "unicidad" exclusivamente para traducir la palabra inglesa "oneness" en su acepción de: "calidad, estado o hecho de ser uno".
* Ibíd. pág 36

No hay comentarios:

Publicar un comentario